Forever and always.

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INTRODUCCIÓN

Las lágrimas corrían por mi cara. Era hora de dejar todo lo que había vivido. Dejar a mi familia y a los pocos amigos que tenía aquí. ¿Cuándo los volvería  a ver? Espero que pronto.

Me subí al coche, con mi familia, camino al aeropuerto de Madrid, bueno, ahí tendría sobre cuatro horas para estar con ellos.

Tenía que pensar positivo, conocería por primera vez  a  María, mi mejor amiga. ¿Os preguntareis porque es mi mejor amiga si tan siquiera la conozco? Bueno, quizá nunca la hubiera visto, pero ella me ha ayudado mucho a superar obstáculos de mi vida, desde una pantalla. Por fin podría darle un abrazo. Y lo mejor es que pasaríamos tanto tiempo juntas ahora que las dos habíamos entrado a la universidad de Londres. No me lo podía creer, iba a ser todo como lo había soñado.

Ya quedaba poco para llegar, mi madre y mi hermano empezaron a llorar, yo tampoco lo pude evitar, al fin y al cabo odio las despedidas. Ya estábamos en Madrid, era hora de irme, quizá no los volvería a ver en bastantes meses.

-          Te voy a echar mucho de menos – Decía mi madre entre sollozos.

-          Yo también mamá, pero recuerda que volveré, tampoco me voy a la guerra, me voy a estudiar allí.

Los minutos pasaron tan rápido, ojalá hubiera podido estar con ellos un poco más, pero no, era hora de irse, de rehacer mi vida. María ya debería de estar por allí, no podía esperar a verla, estaba tan nerviosa. Así que me despedí de todos con un gran abrazo, fue un momento muy duro, nunca me había separado de ellos más de dos días.

De repente vi una cara conocida, una chica muy guapa con una sonrisa preciosa. ¡Era María! Salí corriendo para abrazarla, prepare un  poco de caos con tanta maleta. No sabía que decir cuando llegué y la abracé. Así que me dispuse a llorar.

-Eli, no llores, ¡por fin estoy contigo!

- Es que no me lo puedo creer, llevamos tanto tiempo hablando y ahora te tengo al lado mía, es tan irreal.

Así que las dos volvimos a abrazarnos.

-          Bueno, ahora tenemos que subir al avión, no vaya a ser que al final nos quedemos aquí. Tengo tantas ganas de llegar ya y de ir de compras contigo – Dije esbozando una gran sonrisa y riéndome. Todo era perfecto.

Así que unos quince minutos más tarde, ya estábamos subidas en el avión. María y yo empezamos a hablar de todo un poco, yo seguía atónita, no podía creerme que fuéramos a pasear por las calles de Londres  las dos juntas, como hacen las mejores amigas. Ya queda poco para llegar, y en cuanto lleguemos  pensamos irnos por ahí, da igual que estemos agotadas.

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