¡María y yo ya estabamos en Londres! No me lo podía creer, tenía tantas ganas de recorrer aquella hermosa ciudad. Así que las dos cogimos un taxi que nos llevara al apartamento donde nos quedaríamos mientras estuvieramos allí. Todo era tan emocionante.
Al llegar las dos quedamos asombradas, no de lo bonito que era, sino de lo pequeño y desordenado que estaba. ¿Se supone que tendríamos que estar encerradas en esa pocilga un año? Bueno, el apartamento era bastante barato, pero pensé que sería un poquito mejor. Tampoco nos podíamos quejar, ibamos a vivir nuestro sueño, no era tan malo todo aquello. Quizá con un poco de remodelación pudieramos hacer de aquel desastroso sitio algo un poco más glamuroso.
- María, ahora no nos preocupemos de como vamos a decorar el apartamento, ¡Ahora vamonos de tiendas y de fiesta!
Y eso hicimos, nos pusimos nuestras mejores ropas, y cogimos un bus que nos llevara por el centro de Londres, para poder visitar los sitios más conocidos. Una vez llegamos, empezamos a caminar, casi desesperadas por poder visitar todo de una vez. Tan cegadas ibamos que yo me tropezé y caí a los brazos de alguien, menos mal que estaba, si no me hubiera metido el batacazo del siglo.
- Lo siento mucho -Dije entre balbuceos, soy muy timida, no lo miré ni a la cara, esperando que no dijera nada y cada uno siguiera su camino.
-No pasa nada, suerte que estaba yo aquí, si no te podrías haber hecho mucho daño- Dijo él.
Así que levanté la cabeza para mirarlo y entonces ví a un chico rubio de ojos azules muy guapo. Dada la circunstancia, aún me sonrojé más.
- ¿Como te llamas? - Me dijo él esbozando una gran sonrisa.
- Me llamo Elisabeth, pero todos me llaman Eli.
-Encantado, bonito nombre, Yo me llamo Niall, supongo que me conocerás.
¿Conocerle? ¿De que le iba a conocer yo? No lo había visto en mi vida. Sin saber que decir ante esto último me quede callada, esperando a que él se despidiera o dijera algo. Como no decía nada tuve que llevar yo la iniciativa.
- Bueno, siento no poder quedarme a hablar más, pero tengo que irme, mi amiga Maria me esta esperando allí.
Quizá quedé un poco cortante, pero no lo conocía de nada y me estaba poniendo nerviosa.
Salí medio corriendo, esta vez con cuidado de no volverme a caer.
- ¿Así que ya estas ligando? ¿Te ha dado su número? -Dijo María con una sonrisilla pícara. Seguía con las preguntitas, así que no tuve otra opción que dar un pequeño chillido.
- María, no, no tengo su número, ¿Acaso lo tendría que tener? No lo conozco de nada, solo me he tropezado con el. Esque siempre sacas tema de donde no lo hay, en serio.
- Vale, no te pongas así, que lo decía en broma.
Así que seguimos nuestro camino por aquellas calles, viendo tiendas, monumentos, sitios importantes... Era todo perfecto y juro que en ese momento me sentía infinita.