Fui encerrado en mi habitación. A pesar de eso, pude ver las sombras de personas rodeando a la de mi hermano, cuya sombra reconocía sin titubear. Luego, vi a mi hermano arrodillarse entre ellos. ¿mi hermano arrodillándose? No puede ser él. No puede ser. Lo siguiente fue algo que se quedó como cicatriz en mi mente. Uno a uno, los disparos comenzaron a herirlo, grandes manchas rojas se extendían como alas alrededor de su cabeza.
-¡No! ¡déjenlo, déjenlo!- gritaba, lloraba. Pero era inútil. Aun con mis manos de niño, mis fuerzas no eran suficientes para destrozar la cerradura de donde me encontraba.
Pero no podía abandonarlo.
Pedazos de vidrio y el viento en mi cara era todo lo que sentía fuera de mí. No pude escuchar los gritos de mi hermano, gritando que me dejaran en paz, así como tampoco escuché los tiros que me dedicaban aquellas sombras.
Yo sólo pensaba en él, en salvarlo, en... En eso, volteo mi rostro, buscando el suyo una vez hube tocado el piso del patio donde caí, y me encontré con su espalda protectora, parado frente a mi como siempre solía hacerlo, y siempre solía devolverme una sonrisa confiada. Pero esa sonrisa ya no estuvo presente. En lugar de eso, mi hermano cayó de espaldas, como un gran muro siendo derribado.
Esa fue la primera vez que vi a mi hermano caer.
Los años pasaron, y algunos recuerdos seguían pasando a través de mi mente como proyectiles ineludibles. Algunos de ellos no me pertenecían, sin embargo, los tenía muy presentes.
Todas las noches, sin excepción, uno de esos recuerdos llenos de cuadros pintados sobre la hierba, mis manos siendo sostenidas por la de alguien más que guiaba mis torpes trazos a través del lienzo, esa mano y todos los sonidos que producía su dueño mientras respiraba, su corazón latía y mis manos sudaban. Él al final rio sobre el intento de conejo que terminó siendo mi dibujo, mientras los suyos reposaban como en una galería improvisada al aire libre. Podía notar perfectamente porqué esa persona me gustaba: era inocente y cándida, y no dudaba en ayudarte cuando se lo solicitabas o no. Tenía una sonrisa hermosa, y un hermoso cabello castaño. Era realmente un ángel.
En eso, el recuerdo se mezcla con algo más. Quizá un túnel, con una luz centelleante casi al salir. Yo sostengo una escoba (lo cual se me hace rarísimo, en especial por todos aquellos sentimientos que me trae, como si hubiera pertenecido a alguien realmente importante para mí) y me dejo guiar por esa luz, pensando en quizá encontrarlo, en que al menos, podré esperarlo ahí. Pero algo, mejor dicho, alguien detiene mi recorrido. Unas manos fuertes y una risa burlona. Yo lucho, yo no quiero regresar, no obstante un fuerte viento hace que mis pies se despeguen del suelo y me arrastre más y más lejos de la luz. Todo está oscuro.
Abro los ojos, hasta hace un momento apretados, y veo a mi hermano saliendo a hacer unos papeles. ¡mi hermano! Corro a abrazarlo, y noto que soy niño otra vez. Él me carga sobre su hombro, y me dedica una de sus sonrisas llenas de confianza y orgullo. Me llama "Reich" y yo no hago más que acurrucarme en su hombro, riendo, sintiéndome orgulloso de él.
Luego, vienen los más dolorosos, su caída, sus manos ensangrentadas, cubriéndome, protegiéndome hasta el final. Mis lágrimas caen, pero no permito a mi garganta soltar algún sollozo.
Despierto, estrepitosamente entre lágrimas y sudor. Veo una cara conocida, y noto el peso de una mano sobre mi frente, sosteniendo una toalla.
-"Amore, ¿estas bien?"
Su cándida mirada, sus cejas fruncidas de preocupación, su aliento pequeño pero dulce sobre el mío. Mein Got, juro que en momentos como este todo está bien. Él me saca del infierno y me lleva justo al cielo con tan solo aquellas palabras y su eterna mirada. No puedo más con mis emociones, y tan solo lo abrazo con fuerza. Él comienza a moverse, un poco desesperado porque dice que soy muy musculoso y que lo estoy asfixiando. Trato de calmarme un poco, y rodeo su espalda y su cintura muy cuidadosamente, él sólo me mira.
Él coge una de mis manos, va dibujando algo con ella y otra vez el recuerdo ajeno golpea mi mente, como un dejavú. No puedo evitar tomar sus manos y besarlas con todo lo que siento y he sentido, él acerca su cara a la mía y comienza a besar mis manos mientras yo lo hacía con las suyas. Nos miramos. Sonreímos. Este es nuestro pequeño paraíso.
Y mi ángel eres tu.
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¡Historia para concurso!
marutaku
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Ángeles (Fanfic)
FanficLos ángeles pueden tomar muchas formas. En la vida de Ludwig, al menos, fue asi. Él los recuerda cada noche entre recuerdos propios y ajenos. Aviso: ninguno de los personajes me pertenece. Esto es sólo un fanfic.