2 - Accidente

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Aquella noche no pude pegar ojo. Muchas veces quise pensar que era porque estaba nerviosa al querer visitar el lago, pero no era eso... Me sentía decepcionada conmigo misma... era un sentimiento extraño jamás experimentado por mi. Cuando al fin pegaba ojo, tenía pesadillas bastante peculiares... En todas las pesadillas me sentía vacía y sin vida, miraba un espejo y mi rostro estaba pálido y la sangre me caía desde la cabeza hasta la barbilla. He tenido tres pesadillas esta noche y en las tres me pasaba lo mismo, pero con algo diferente.
No quería creer que era por aquel trato de venta de alma que Úrsula me hizo firmar, porque era falso.
Podía creer incluso que mi hermano de cinco años era capaz de resolver ecuaciones de segundo grado. Sí, eso sería más creíble que el hecho de que yo haya vendido mi alma.
Me asomé por la ventana de mi cuarto y vi al Sol salir. Era bastante hermoso, pero nostálgico... ¿por qué?

...

—¡El lago! ¡el lago! ¡el lago! —canturreaba mi hermano Steven mientras saltaba de un lado a otro alrededor de mis padres y yo.
—Sí, sí, pequeño... Anda, cálmate —rió mi madre.

Mientras metíamos las maletas en el maletero, sentí un mal presagio.
—Cariño, ¿Te ocurre algo? —preguntó mi madre, preocupada.
—¿Eh? No, no. Estoy bien —forcé una sonrisa para no preocupar a mi madre.
Ella me sonrió y me pidió que entrara ya al coche.

Mientras miraba a través del vidrio de la ventana del coche, se me vinieron los recuerdos de ayer a mi cabeza, junto con las pesadillas... Tal vez, cierta parte de mi estuvo asustada y por ello empecé a tener pesadillas y a sentirme de esa forma.
Para acallar mi mente me coloqué mis cascos y empecé a escuchar música. Poco a poco, empecé a quedarme dormida...

—¡Frena, Derek, frena!
Fue lo último que escuché decir a mi madre...

Al despertar, me toqué el rostro y mis manos se cubrieron de sangre. Me asusté demasiado. Mi corazón no latía, mi piel era pálida...
Intenté salir del auto y vi lo destrozado que estaba. Habíamos chocado contra un árbol al coger una curva, tal vez un coche se había puesto por medio en dirección contraria.
Mi familia, pensé, y corrí hacia el coche de nuevo. Todos estaban gravemente heridos... Y yo... No lo entendía, a estas horas debería estar... muerta.
¿Qué estaba ocurriendo? ¿No se suponía que el trato no era real? ¿tenía que ver eso con esto? Por supuesto que sí, era real, ¡era real! Me sentía nerviosa, pero no temblaba... Mis pulsaciones eran nulas, no había sangre corriendo por mi cuerpo. Entré en estado de shock.
¿Y mi cuerpo? ¿dónde estaba? ¿no se suponía que sólo cogían mi alma?
Mi familia estaba muerta...
—¡Mamá! —grité.—¡Papá! —volví a gritar en vano.—Hermanito... —dije entre sollozos, abrazándolo. La sangre le caía por todas partes de su pequeño y débil cuerpo.
Enonces, un coche se paró al lado del nuestro y salió una pareja.
—¡Ayúdenos! ¡mi familia está en estado muy grave! —grité nerviosa, pero aquella mujer parecía no escucharme, ni verme siquiera...
La mujer empezó a teclear un número y comentó el accidente.
—¿Qué me está pasando? —pregunté mientras me abrazaba a mi misma.
—Es muy fácil responder a esa pregunta, aunque para una persona que hace unos minutos era humano, le es difícil creer —dijo una voz a mi lado.
Me giré.
Vi a un chico de unos diecisiete o dieciocho años, de tez bastante pálida, con una cicatriz en la mejilla derecha.
Se estaba acercando a mi.
—¿Puedes verme? —balbuceé.
—Claro que puedo verte. Tú y yo ahora somos lo mismo —me respondió.
Aquella respuesta me dejó petrificada.
¿Quería él decir que también había vendido su alma y ahora estaba...?
Retrocedí temerosa.
—¿Te asusto? —preguntó divertido. ¿Dónde veía la gracia en el asunto? Yo acababa de morir y él estaba muerto—. ¿Tienes miedo de algo que tú también eres? Es como si los humanos se asustaran de otros humanos...
—Algunos humanos dan miedo —fue lo primero y lo único que se me vino a la mente, aunque en este momento no estaba muy en sí.
—Ven, te llevaré a un lugar, Anne —me dijo, tendiéndome su mano.
Mis ojos se abrieron de par en par. ¿Cómo sabía mi nombre? Jamás había visto a este chico en mi vida.

—¿Como sabes...? —tartamudeé.
—No es momento de explicaciones. Por favor, ven conmigo —me pidió. Al ver que yo no me movía, me cogió de la mano y me obligó a ir con él.
—¡Espera! —exclamé, mirando de nuevo a mi familia. La ambulancia los estaban poniendo en las camillas.
Para mi sorpresa, ese chico... O lo que sea él, se paró, pero sin soltar mi mano.
—Estarán bien, puedo presentirlo —me dijo y luego me siguió llevando por entre el bosque.
No podía dejar de pensar en mi familia, ni en lo que me estaba pasando. Estaba completamente en shock. ¿Qué era esto? ¿Acaso seguía en mi pesadilla? ¿Debía despertar? Pero es que todo me parecía tan real...
Pero no. Debía ser falso. Tal vez, incluso, yo estaba en coma y esto era producto de mi imaginación... Ya no sé ni qué pensar.
Quería llorar pero no me salían las lágrimas... ¿por qué? Claro, supuestamente estaba muerta... ¿pero cómo era posible?
Mientras seguía en shock, no me percaté siquiera de que ya habíamos llegado a ese lugar donde el chico desconocido dijo que me llevaría.
Parecía ser una casa abandonada bastante grande... Estaba casi en ruinas.
—Bueno, ya hemos llegado —me dijo.
Yo miraba el suelo. Habían gusanos por entre las hierbas. ¿Se estaban acercando a mi?
—Debes tener cuidado con los gusanos... Van a intentar... —intentó decir.
Le miré asustada.
—¿Qué es todo esto? —le pregunté aún asustada, con los ojos fuera de órbita.
—Más tarde te lo explicaré. Ahora quiero que sepas algo bastante importante. Quiero que te quedes aquí. Verás, aquí viven seres como lo que eres ahora y como yo. Debes tener cuidado con algunos... Les dan episodios y se vuelven realmente unos homicidas. De todas formas, no sentirás dolor ni morirás si alguno te hace algo, porque ya estás muerta —me explicó así sin más. Él debía estar acostumbrado al hecho de que él fuese algo así como un zombie, pero yo no— Lo siento —me dijo—, a veces no tengo mucho tacto para estas cosas...
Sentía temor al verle abrir la puerta. ¿Qué clases de seres podía encontrarme allí? Vi demasiadas películas de fantasmas y debía admitir que ahora mismo me sentía realmente aterrorizada.
De repente escuché música... animada. ¿Música?
El chico abrió la puerta de aquel cuarto y lo que vi fue... Fue...

||SUPERNATURAL||Donde viven las historias. Descúbrelo ahora