1. Tomándose de las manos.

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Disclaimer: Los personajes le pertenecen a Furudate Haruichi.

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Oikawa miraba a Iwaizumi.

Le miraba como si estuviera esperando a que se negara rotundamente ante la propuesta que le había dicho aquella chica anteriormente. Sus ojos casi parecían suplicarle que dijera que no, que estaba esperando a que se quedara con él un poco más, pero Iwaizumi sólo desvió la mirada y la observó otra vez en silencio. Ella aún se aferraba al brazo de Oikawa y le sonreía de oreja a oreja sin quitarle la vista de encima.

Los estudiantes a su alrededor pasaban junto a ellos despacio, casi en cámara lenta, mirando la pequeña escena con interés. Los murmullos de esos chicos comenzaban a retumbar fuertemente en sus oídos sin querer parar. Se sentía acorralado. Las palabras se le habían quedado atrapadas en los labios.

Compórtate idiota, se dijo a sí mismo. Y trató de sonreír.

—Adelante —dijo por fin y se sentó en una silla continua a la de ella—. Hagan lo que quieran.

La chica chilló de alegría y abrazó al castaño aún más fuerte. Ambos se sentaron justo después de que él lo hiciera: Iwaizumi quedó a la izquierda, ella en medio y Oikawa a su derecha. Cada uno absorto en su propio mundo.

Estaban en el auditorio del instituto. El concejo estudiantil había creado otra de sus absurdas conferencias obligatorias para debatir otro tema sin importancia y ella le había preguntado que si no habría problema en que le prestara a Oikawa por el resto del día, cediéndole su lugar. Ahora ella estaba muy cerca de su mejor amigo y le abrazaba descaradamente en frente de él sin intenciones de querer apartarse.

Iwaizumi, por su parte, quería que la tierra se lo tragara porque, al parecer, aquel momento le había afectado mucho más de lo que esperaba. Lo que era estúpido ya que se supone que estaba acostumbrado a que Oikawa estuviera rodeado de chicas casi todo el tiempo. Y era aún más estúpido porque si el hubiera dicho que no desde un principio, ahora estaría hablando sobre volleyball junto al idiota de Oikawa y él no lo estaría mirando cada cinco segundos como si esperara a que hiciera algo al respecto.

Dejó salir un pequeño suspiro y deseó con todas sus fuerzas que aquello terminara lo antes posible.

—Oikawa-senpai ¿no le gustaría salir también al karaoke esta tarde? —la oyó decir después de unos minutos. El pelinegro se mordió el labio esperando a que el otro chico hablara.

—Claro que sí —respondió Oikawa con una sonrisa (una sonrisa de lo más falsa) y lo miró de reojo—. Sería un placer Nia-chan.

Ella sonrió también. Le dolió.

Iwaizumi maldijo en voz baja y reunió todo el valor que pudo para poder mirar a Oikawa a los ojos. El castaño había hecho lo mismo —como si le hubiera leído la mente— y sus miradas se cruzaron, provocando que un escalofrío recorriera la piel del más bajo. Éste entendió que debía de romper aquel contacto (que debía dejar de pensar en Oikawa de una vez por todas) y, sin embargo, no lo hizo; ambos siguieron observándose el uno al otro sin decir nada.

Enseguida, el brazo de Oikawa recorrió la silla en donde se encontraba hasta el extremo del asiento de Iwaizumi, llegando así a rozar sus dedos lentamente. Su corazón comenzó a latir con más fuerza pero tampoco se apartó. El contacto se hizo más cercano y, de un momento a otro, sus manos ya estaban entrelazadas.

La mano de Oikawa no estaba fría como él esperaba. Era cálida y suave. Y se sentía de maravilla. El toque de sus palmas provocaba que Iwaizumi sintiera cosas extrañas en el estómago (mariposas, quizá) y que sus mejillas se tiñeran de rojo. Hacía que, por un momento, él se olvidara de todo lo demás.

Sus miradas se separaron al cabo de unos segundos. Sus manos —por suerte o por desgracia— no lo hicieron. De todos modos, Nia tampoco se había dado cuenta de aquel gesto; ella estaba demasiado ocupada hablando sobre cosas triviales y moviendo su perfecto cabello rubio a cada rato, que no advertía siquiera que a ambos chicos no les interesaba ni un poco aquella conversación en realidad. Lo único que importaba en ese momento era que ellos estaban juntos... Que ambos aún podían estar juntos después de todo. Y que se querían, que se querían incluso mucho más de lo que en verdad quisieran admitir.

Porque Oikawa amaba a Iwaizumi. Y viceversa.

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Hola, hola, hola.

Bueno, como ya saben, este reto consiste en escribir/dibujar a tu OTP favorita en diferentes situaciones durante treinta días. La idea me pareció de lo más cool y aquí me tienen.

De hecho, había empezado a escribir esto desde hace tiempo pero como probablemente el universo conspira contra mi, todo lo que había avanzado se borró, provocando que casi aviente el computador contra la pared lol.

En fin, me decidí por reescribirlo partiendo de una idea completamente diferente (el anterior iba a estar lleno de fluff y rosas) y la verdad es que me gusto más este resultado.

No sé que opinen ustedes, las críticas siempre son bienvenidas. Díganme si les encantó, si les gusto o si de plano mejor mando a la mierda todo 😂.

Nos leemos en el siguiente.
Mari.

Tooru and HajimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora