3. Viendo una película.

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Los besos fueron subiendo de tono, el tazón con palomitas se encontraba ya en el suelo (un descuido de Iwaizumi) y la escena romántica seguía pasando como si nada en el televisor.

Era de noche; fría y lúgubre noche con sabor a besos apasionados mientras "veían" una película en medio de la sala. Y, en realidad, lo último pudo haber sido una mentira o excusa lo suficientemente convincente porque dejaron de hacerlo desde que se dieron cuenta de que aquel filme no les interesaba y que, por supuesto, los padres del pelinegro se encontraban fuera; un claro indicio de que era mucho mejor hacer cosas más interesantes que quedarse sentados en el sofá como angelitos, sin siquiera ponerse a pensar en dobles intenciones.

No tenían idea de cuanto tiempo habían estado besuqueándose mientras la película pasaba. Habían perdido la razón después del primer minuto, desde que los labios de Iwaizumi tocaron con lentitud el cuello del otro chico, ocasionando también, gemidos para nada discretos.

—Tus padres podrían llegar en cualquier momento —dijo Oikawa en cuanto ambos se separaron para tomar un poco de aire. Tenía la camiseta alzada hasta el pecho, dejando ver sus abdominales bien trabajados y diversas marcas rojizas (otro descuido de Iwaizumi) que serían difíciles de esconder cuando tuviera la necesidad de cambiarse en los vestidores del instituto. Ya podía oír los comentarios atrevidos de Makki y Matssun en los entrenamientos, hijos de puta que eran esos dos. Eran tal para cual.

Oikawa bajó la tela hasta acomodarla y miró a su novio incorporarse de igual manera. Iwaizumi estaba... salvaje. Su camiseta se pegaba a su abdomen a causa del sudor que desprendía, además de que su cabello azabache estaba despeinado (en serio, despeinado), y respiraba con dificultad. Tuvo que morderse el labio resistiendo el impulso de abalanzarse sobre él una vez más.

¿Cómo era? Ah si. Mente sana, mente sana, mente sana...

Iwaizumi carraspeó para llamar su atención.

—Es verdad —contestó éste encogiendo levemente sus hombros—, ¿quieres ir a mi habitación?

Mente sana, mente sana... Espera, ¿qué dijo? ¿Habitación? Al diablo la mente sana.

Y sonrió. Típica sonrisa ladina y claramente divertida que se colaba en su rostro cada vez que alguien decía algo que lo halagara, adulara o cualquier otro derivado. Su autoestima llegaba hasta el cielo y podía llegar a creerse lo mejor del mundo, aunque claro, eso terminaba justo después de que su querido novio le daba un buen golpe en la cabeza o en cualquier otra parte del cuerpo.

—Iwa-chan, esa es una invitación muy descarada —replicó de broma—. Ya sé que estoy lo que le sigue de bueno, pero al menos deberías esperar un poco. Aún soy virgen ¿sabes?

—¿Acaso quieres que te golpee?

—El sadomasoquismo no me va —Oikawa observó sus cutículas— aunque, pensándolo bien, si es contigo sí que me gustaría —termino diciendo mientras alzaba ambas cejas.

—Eres un idiota ¿sabes? —soltó un suspiro—. Mejor veamos la película, dejaremos esto para otro día.

Al oír aquello, Oikawa dejó de sonreír, y se golpeó mentalmente por ser tan idiota.

—¡No! —se apresuró a decir— ¡Yo quiero hacerlo contigo! Vamos, te dejaré ser tops —dijo finalmente bajando el tono de su voz.

—¿Acaso estabas planeando que yo fuera al que le dieras por detrás? —cuestionó Iwaizumi. El otro río nerviosamente— Ni en tus sueños, Kusokawa. Mira la puta pantalla y cierra la boca.

—¡No estaba planeando en meterla toda si eso es lo que piensas! —Iwaizumi lo miró, escéptico— Bueno, tal vez. Sólo la puntita.

—Agh, cállate.

—Pero...

—¡Déjame ver la película!

—¡No la estabas viendo antes!

—Ahora sí.

Oikawa gruñó en respuesta y volvió sus ojos hasta la pantalla, cruzando sus brazos al mismo tiempo en que en sus mejillas se inflaban. El otro chico se había encargado de dejar bastante espacio de separación entre ambos mientras se mantenían sentados en aquel sofá. Y, aunque Oikawa sabía que Iwaizumi estaba igual de excitado que él, no dijo nada más. Todo se había convertido en un momento incómodo en donde sólo el ruido que desprendía el aparato frente a ellos amortiguaba el sepulcral silencio que podría formarse si ambos seguían sin dirigirse la palabra. Vaya suerte.

En la televisión se miraba "Amigos con beneficios". Mierda. ¿Quién había elegido esa película? Ah, es verdad, fue él. Oikawa maldijo. Buscó el control remoto para cambiar de canal pero detuvo su búsqueda en cuanto sus ojos se cruzaron con los de Iwaizumi en un intento de él en también buscar el pequeño aparato.

—Eh... —susurró él. Quería decirle que si podían continuar con lo que habían dejado anteriormente, pero la verdad era que no tenía ni idea de cómo hacerlo, y tampoco sabía lo que pasaba por la mente de Iwaizumi mientras se miraban en silencio.

Empieza sutil, y no digas ninguna idiotez.

—¿Quieres ir entonces? —preguntó el otro chico, adelantándose. Oikawa se sorprendió. Las oscuridad no era suficiente como para no notar que en su rostro había aparecido un genuino sonrojo.

—Me encantaría —respondió casi automáticamente.

Ya verían la película en otra ocasión.

.

¡Al fin actualizo!
Bueno, aquí está el tercer drabble.

Tengan por seguro que follaron lolz.
Prometo subir el siguiente mañana. Creo que de ahora en adelante seré un poco más puntual y responsable.

Y eso. Besos.

Tooru and HajimeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora