Capítulo 9 FINAL

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El tiempo pasaba y a la quinta semana de embarazo mi abuela empeoró.
Mi madre se fue del país para ir a cuidarla y mi padre empezó a hacer horas extra para poder traer a mi madre y a mis abuelos a Estados Unidos.
Pasaba la mayor parte del tiempo en casa de Gary ya que mi padre se pasaba el día entero trabajando y los viernes y sábados dormía en casa de Gary.

Día cuatro del tercer mes de embarazo.

Estoy en casa de Gary haciendo los deberes con él.
- Oye, Timantha -dice Gary.
- ¿Si?
- ¿No te preocupa que en el instituto noten tu embarazo?
Suelto el bolígrafo sobre el cuaderno y le miro a la cara.
- Ni lo más mínimo porque mi padre se pasa el día trabajando y mi madre está fuera del país.
- ¿Y si tu padre descansara?
- No lo hace, cambia los turnos con los compañeros para trabajar lo máximo posible.
Suelto un suspiro y Gary pone una mano en mi mejilla.
En ese momento aparece Jorgen.
- ¡Timantha Turner! -dice con su imponente voz.
- ¿Qué quieres? -pregunto.
- Llevarme a tus padrinos, ya no los necesitas.
- ¡Pero se desharían mis deseos! -replico.
- ¿Y? -pregunta.
- ¡Está embarazada y si se deshacen sus cinco últimos deseos...! -Gary no logra terminar la frase.
- Y no quieres que se anulen, ¿me equivoco?
- Exacto -respondo.
- Eso es imposible -dice Jorgen.
- Hagamos un trato: en cuanto alcance la mayoría de edad podrás anular esos cinco deseos -propongo.
- Acepto el trato, pero me llevaré a tus padrinos -dice el musculosos hado.
- Al menos déjame despedirme -digo.
Cosmo y Wanda aparecen de la nada.
- Adiós chicos, os echaré de menos.
- Y nosotros a tí, Timmy -es la primera vez que escucho mi verdadero nombre en medio año y es Cosmo el que lo dice.
- Cuida de tu padre, lo necesita -dice Wanda.
Asiento porque no me sale la voz. Siento la garganta seca y mis ojos están anegados de lágrimas.
De golpe, Jorgen desaparece con mis padrinos y...

Día veintidós del noveno mes de embarazo.

Estoy en clase de historia y de repente siento una punzada de dolor en mi vagina y no puedo reprimir un grito de dolor.
- ¿¡Está bien, Turner!? -pregunta alarmado el profesor.
Niego con la cabeza y Gary se acerca a mí con el profesor.
- ¡Tu silla está empapada! -exclama Gary de repente.
- Llamaré a una ambulancia -dice el profesor sacando su móvil.
- ¡No hay tiempo de eso! -grita Gary- ¡La llevaré yo al hospital!
Salimos del instituto y me monto en la moto con Gary.

Al llegar al hospital, unas enfermeras me llevan a la sala de partos.

*Punto de vista de Gary*

- No puedes entrar, lo siento, tendrás que esperar fuera -me dice una enfermera.
Sin decir nada me quedo frente a la puerta.
A la media hora salgo del hospital y enciendo un cigarrillo. (Y eso que no fumo :v)
Tres cigarrillos más tarde, vuelvo a la puerta de la sala de partos.
Lleva ya casi una hora dentro.

Cuando se cumple la hora y cuarto, Timantha sale de la sala en una camilla acompañada de dos enfermeras y con el bebé en brazos.

Ya en la habitación del hospital:
- ¿Qué ha sido? -pregunto con impaciencia.
- Un niño -dice Timantha sonriendo.
- ¡Qué bien! -digo besándola.
- Espera que aún hay más.
- ¿¡Qué!?
- También hay una niña.
- ¿Dónde?
- Las enfermeras se la llevaron por un motivo.
- ¿Cuál?
- Ahora lo verás -dice una enfermera entrando en la habitación con una cuna.
Destapo a la niña y veo que le falta el antebrazo izquierdo.
- Es preciosa -digo tomándola en brazos.
- ¿Cómo los llamaremos? -pregunta Timantha.
- ¿Qué te parece Tyler y Judy? -propongo.
- Me encanta.
- ¿Qué pasará cuando cumplas los veintiuno?
- Te seguiré queriendo porque ya sea Timmy o Timantha, siempre te querré.

*Punto de vista de Timmy*

Hace ya siete años del nacimiento de Tyler y Judy.
Vivo con Gary en su casa y hace cinco años me desperté siendo un chico.
Nuestros hijos van al colegio y Judy es capaz de llevar una vida normal gracias a una prótesis que sustituye a su antebrazo izquierdo.

Estoy en el jardín trasero jugando al fútbol con Tyler y Judy cuando llega Gary del trabajo.
- Hola, cielo -me saluda.
- Hola -le respondo y le doy un beso.
- ¿¡Cómo están mis campeones!?
- ¡Papá! -exclaman los niños al tiempo que corren a abrazar a Gary.
- Os he traído un regalo -dice Gary enseñando una bolsa.
- Pero si todavía faltan tres días para nuestro cumple -dice Judy.
- Consideradlo un pequeño adelanto.
Gary les entrega un paquete a cada uno y cuando los abren se extrañan.
- ¿Por qué me has regalado a mí una muñeca y a Tyler la figura de acción que te pedí? -protesta Judy.
- ¿No será al revés? -sugiero y los niños se intercambiaron los regalos encantados.
- Gracias, papá -dicen Tyler y Judy a la vez abrazando a Gary.

-FIN-

Los padrinos mágicos: Un deseo no muy deseado.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora