26. El partido de futbol

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Capítulo veintiséis.

Fútbol.

El deporte más popular del mundo y uno de mis favoritos. No sé cuándo desarrolle la pasión por ver los partidos, tal vez fue desde el día que vi a Ares jugando con una pelota en el patio de su casa o tal vez fue aquel primer partido al que la mama de Dani nos llevó a ver jugar a su hermano, no lo sé. El hecho es que disfruto mucho ver un partido de fútbol.

Me emociona mucho pero el latido acelerado de mi corazón y mis manos sudadas no son el efecto del deporte, esas reacciones tienen nombre y apellido: Ares Hidalgo.

¿Porque me pone tan nerviosa saber que lo voy a ver?

Él estará lejos, ni siquiera me verá o notara mi presencia entre tanta gente en las tribunas de la cancha. Necesito calmarme.

Llegamos y como lo predije el lugar está lleno, Dani tuvo problemas para encontrar un lugar en el estacionamiento pero después de rodar bastante encontró uno. Caminamos dentro de la cancha y vamos uno detrás del otro, buscando un puesto donde sentarnos. Hay un espacio grande en la segunda línea de asientos, y tendremos una buena vista sobre la cancha así que ahí nos quedamos.

Dani se sienta primero, luego Apolo, Carlos, Yoshi y yo. No me gusta quedar tan lejos de Dani pero no quiero que Yoshi piense que no me quiero sentar a su lado o que tengo preferencia.

Hay dos bandos claros, nosotros estamos en el lado del equipo de Daniel y Ares. El pasto de la cancha luce muy verde y bien podado. Aún hay un poco de luz del día aunque el sol ya no está. El cielo luce gris dándole la bienvenida a la oscuridad de la noche, las grandes luces de la cancha están encendidas, iluminando ido.

Trago grueso mientras mis ojos danzan por los jugadores haciendo estiramientos y practicando con el balón cerca de la portería. El uniforme del equipo de Ares es de color negro con rayas y números rojos mientras el del otro equipo es blanco.

Número 5

¿Dónde estás, Dios griego?

Como si quisiera responderme, Ares sale de un grupo de chicos de su equipo, caminando con esa confianza que lo caracteriza. Mi corazón sale volando a perseguirlo. Los shorts del uniforme se tallan perfectamente a sus definidas piernas y la camisa le queda apretada revelando esos brazos que me han tomado con fuerza. Lleva puesta una especie de cinta elástica súper fina roja para mantener su cabello negro lejos de su frente. Y en su brazo izquierdo lleva puesta la banda de capitán del equipo.

Dios mío, ¿Por qué me la pones tan difícil?

¿Por qué se tiene que poner más bueno cada día?

Ares se encuentra con otro jugador del que solo puedo ver la espalda, pero me parece muy familiar. Ellos hablan, y Ares luce serio, como si decidiendo algo importante. El jugador desconocido se voltea ligeramente y puedo ver quién es.

Marco.

¿Cómo es que olvide que él también juega en este equipo?

Me muerdo el labio recordando el baile que le hice a Marco. Dios, qué vergüenza. Pero bueno, Marco no se ve nada mal en ese uniforme. Mis ojos inquietos bajan a su trasero.

Oh que buen par de nalgas.

¡Raquel, por Dios!

Me doy una bofetada mental, definitivamente tener sexo ha liberado mi lado pervertido en su máximo esplendor. Ares se ríe y menea su cabeza ante algo que Marco dice y yo dejo de respirar. Se ven tan lindo cuando se ríe.

—¿Raquel?— Yoshi me trae de vuelta a la realidad.

—¿Si?— lo miro y Yoshi tiene sus ojos entrecerrados.

A Través De Mi Ventana ✔️[En librerías]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora