Bueno, me llamo Cristina, aunque me suelen llamar Tina, y soy una chica sencilla que vive en Madrid, concretamente en Fuenlabrada. Mi pelo es pelirrojo y liso, mis ojos de color azul cielo, tengo unos labios finos, un poco de pecas en la zona de la nariz y un cuerpo de complexión delgada. Ah, se me olvidaba, llevo gafas, las cuales me pongo ya que mis padres quieren pensar que no puedo leer bien debido a mi vista, cuando es por mi dislexia... Sí, sufro dislexia, es una enfermedad que me dificulta trabajar bien con las letras, entender lo que leo y en general la vida en el instituto... Ahora debería pasar a 3º y sin embargo lo hago a 2º, ¿por qué? Porque repetí el año pasado y lo único bueno que admito que me trajo fue a mi amigo César, un chico un poco más alto que yo, con un cabello oscuro, ojos color café y siempre con una sonrisa en la boca, da igual la situación que se le ponga delante, él siempre intenta ser feliz y prácticamente mi mejor y único amigo...
-Tina, te llama César —me grita mi madre desde el salón.
Hablando del rey de roma.
-Ya voy —bajo las escaleras veloz como un rayo, me dirijo a donde está mi madre y agarro el teléfono— ¿Diga?
-¿Tina? Tienes que venir a mi casa ahora por favor —escucho desde la otra línea, su voz es ronca y dolorida.
-¿Qué pasa?
-Ven por favor.
-Pero... –y cuelga.
Pongo el teléfono en su sitio y voy a la entrada a coger un abrigo, fuera hace mucho frío. Abro la puerta cuidadosamente sin hacer ningún tipo de ruido y salgo.
En el camino hasta su casa me invaden los malos pensamientos. Pero al fin llego y llamo, espero a que me abra y cuando lo hace, lo veo, sucio, con pequeñas heridas alrededor del cuerpo, la cara roja y los ojos hinchados de haber llorado.
Se me olvidó decir que nosotros somos la mierda del instituto.
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La letra esencial
Teen FictionTina, una chica de instituto, es algo diferente al resto, debido a su dislexia, a medida que crece esta enfermedad no hará más que traerle problemas y esto le lleva a hacer cosas que nunca pensó hacer.