Sigo sin entender por qué a veces el reloj va lento y otras va rápido; por qué nunca se para.
Coincide el ritmo lento con los malos momentos. Ahí escuchamos cada segundo en nuestra cabeza, vemos todo a cámara lenta y, lo más importante, todo lo sentimos mal.
En el otro extremo, encontramos un ritmo rápido asociado a buenos momentos en nuestra vida. Su velocidad es tan frenética que pueden pasar meses, y pensar que fue ayer. Te doy tiempo para que pienses en algún momento y me des la razón.
Soy de las que desearía tener un botón "pausa" y un "retroceder". Apostaría lo que no tengo, a que no soy la única que los quiere.
Por si la vida llega a leer esto:
Querida, hazte un favor, háznoslo a las dos, y no vayas tan rápido.
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Sin Voz
PoesiaAcostumbrada a mirar, callar y escuchar, mis pensamientos piden turno de palabra. Vienen acompañados de sentimientos. Quieren pronunciarse, salir de dentro, demostrar su capacidad de enamorar y destruir.