diecisiete.

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Él tenía la costumbre
de sonreír
incluso estando triste.

Quizá esa terrible manía
hizo que nadie se diera
cuenta que él siempre estaba
llorando por dentro.

Me rompe pensar la de veces
que estuvo así y nadie tuviera
el valor de curarle.

Por favor,
decirle que me tiene a mi.

Decirle que nunca me iré.

Que le curaré.

Por favor,
salvarle de su
propia mente.

-A.

Siempre.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora