Preso De La Libertad

El día en que inició el fin. I

No toda historia comienza con un momento donde el personaje es feliz y afronta obstáculos para después superarlos de x o y manera, no en esta historia, o por lo menos no en este relato, no todo siempre es como dicen los libros, no existen príncipes azules o damiselas en torres enormes que surcan los cielos y que al rescatarlas su corazón te ofrecerán.

Hoy, donde la misma vida es un peligro, donde el aire que respiras y el agua que bebes pueden provocarte la muerte, donde el mínimo resbalón terminará en una historia más para el periódico urbano, donde prevalece la ley del más fuerte y donde tienes que ser preso de la "libertad" que se nos otorga al nacer.

Todo comenzó un verano, aunque aquel día no había sido tan cálido como los anteriores ni como los próximos que vendrían. Me vi envuelto en una nube de frío y oscuridad,  en ese instante comprendí que aunque el sol estaba en su punto más alto y estaba el cielo despejado, yo sentía frío. Fue ese el momento en que descubrí que algo había cambiado en mí, todos hablaban sobre su futuro, pero yo solo pensaba; "No quiero que nada cambie."

Me quedé pensando ¿qué pasaría conmigo?, pasó el tiempo y yo seguía ahí, sentado, mirando el cielo, no sabía qué decir o hacer, nada estaba claro, sólo quería agarrar mis cosas y largarme a un lugar donde solo mi imaginación escapa, un lugar donde no existe nada ni nadie, donde sólo estoy yo y lo que yo desee que haya.

De repente una lágrima de nostalgia se posó en mis ojos, observé por la ventana como se escondía el incandescente sol a través de las imponentes montañas, las nubes que parecían dibujadas se iban volviendo más anaranjadas y oscuras con cada segundo que pasaba, todos me miraban, pero nadie se atrevía a preguntarme qué sucedía o qué pasaba por mi mente en ese momento. Cuando de repente recordé algo, decidí limpiarme los ojos, salir, tomar aire y sentarme en la biblioteca, quizás a descansar, a leer o.. tal vez, sólo tal vez, a olvidarme de todo por un momento.

Recuerdo que de un momento a otro el tiempo pasó volando, ya estaba en casa y parecía que tan sólo hace cinco minutos estaba sentado ahí, en la biblioteca, mirando hacia la nada y pensando en todo.

Aquella noche recibí un mensaje, al parecer Laura decidió escribirme, pensé "tal vez quiere arreglar las cosas" o tal vez sólo quería hablar con alguien y yo era el único conectado y con quién ella tenía confianza. A pesar de que tan sólo hace un par de semana atrás hubiéramos decidido terminar nuestra relación, yo aún sentía algo por ella, entonces vino a mi cabeza en ese instante una pregunta:

-¿Fue por ella aquella lágrima..?

No lo supe en ese instante, pero luego recordé nuestra pequeña historia, cómo la conocí y todo lo que juntos vivimos, regresé deprimido a mi cuarto, me asomé por la ventana y sin mirar mi celular de nuevo, puse música a todo volumen y cerré las cortinas, aquel mensaje no lo respondí en ese entonces, me cambié y comencé a reflexionar sobre cosas estúpidas que he hecho a lo largo de mi vida, pero bueno, nada tenía sentido, así que abrí un cajón de mi armario y saqué un cúter que tenía guardado, sin pensarlo dos veces, rasgue mi piel, una, dos, tres.. ya había perdido la cuenta de la cantidad de cortes que tenía, sólo podía apreciar el bello rojo carmesí brotando de mi piel como una flor.