Preso De La Libertad

Una nueva primavera. II

Pasada la noche, me encontré tirado en el frío y reconfortante suelo de mi habitación. Mi madre no había venido en toda la noche, estaba de viaje con mi tía, por tal motivo la casa se sentía más sola que de costumbre y aunque a veces odiaba sus alegatos y sus regaños.. hoy simplemente los extrañaba.

Me lavé la cara y me apresuré , no quería que me cogiera la tarde para salir, me bañé, y me vestí rápidamente como si estuviera en un campamento militar, prendí la estufa y puse una sartén, dos huevos y un pan acompañados con un vaso de café bastaron para saciar mi hambre.  Agarré mi termo y salí a toda prisa sin mirar atrás, para ese momento sólo pensaba en que ya me había agarrado la tarde.

De camino al parque, miré el cielo y estaba totalmente despejado, No se podía apreciar ni una sola nube gris, los altos farallones de la ciudad se veían a lo lejos como imponentes murallas que pareciesen no dejar que nada entrara ni saliera, saqué mi teléfono del bolsillo para saber qué tan tarde había salido de mi casa, (por lo general siempre salgo a las 6:50 am para empezar a hacer ejercicio a las 7 am) pero al mirar la hora algo era diferente, eran tan sólo las 6:15 am, pensé en ese momento; "Esta es la primera vez que veo el cielo tan bello y azulado a tan temprana hora".

Al darme cuenta que aún era temprano, me senté en un banquillo de un parque cercano a mi lugar de entrenamiento. Contemplé el cielo mientras escuchaba música con los audífonos a todo volumen, en ese instante entró un mensaje, decidí echarle una mirada y entonces fue cuando recordé aquel mensaje, Laura había vuelto a escribir:

-Hola, Cami, perdona por haber terminado lo nuestro, eres una persona muy importante para mí, y te quiero mucho, junto a ti viví momentos que nunca olvidaré, pero he estado un poco estresada con el accidente de mi madre, podrías perdonarme y darme una oportunidad,  te prometo que esta vez todo será diferente..

-Cami, Perdóname en serio.

-Cami..

-Cami, estás ahí? Responde me, por favor, te necesito..

Al leer los mensajes sabía que algo andaba mal, su forma de ser siempre había sido alegre, ella siempre estaba feliz y sonriente aunque en el fondo no lo fuera,  no dejaba ver a piel sus problemas, intenté pensar en qué escribirle, pero no se me ocurría nada, estaba helado, me quedé pensando por unos segundos pero al final me decidí:

-Hola, Lau, perdona no haberte contestado antes, estaba un poco ocupado haciendo tareas y estudiando. Mira, sé que has estado estresada y triste por lo que le ocurrió a tu madre, y créeme que te entiendo, yo también lo estaría  si algo así le sucediera a la mía. Qué te parece si nos vemos este domingo y hablamos, no sé, de lo que tú quieras, ¿vale?

No me respondió en ese momento, pero sabía que había logrado calmar su ansiedad de arreglar las cosas. Me puse de pie y retomé mi camino.  

¿Qué haría, o peor aún, qué diría si ella quisiera volver? ¿cómo reaccionaría? las dudas inundaron mi cabeza..

Iba tan distraído que me pasé un semáforo en verde y al escuchar el sonido de un auto prácticamente sobre mí, me quedé paralizado. No podía creerlo, ¡pude haber muerto en ese momento! pero, no sentí nada, sólo vi el vehículo al lado mío cuyo conductor había frenado en seco para no atropellarme, cuando el conductor bajó, me asusté un poco, pero sólo me preguntó si estaba bien y me advirtió que tuviera más cuidado a la hora de pasar las calles, lo mire a los ojos, asentí con la cabeza y seguí caminando con la mirada pérdida, mire mi mano, estaba pálida y temblorosa, intenté volver el alma al cuerpo así que empecé a trotar como calentamiento.

Unas horas más tarde después de haber terminado mi no muy duro, pero si rutinario entrenamiento, volví a mi hogar para arreglarme e ir al colegio.

Llegué a la hora exacta, no muy tarde ni muy temprano, me dirigí a mi aula y me senté en la esquina de atrás junto a la ventana, era mi lugar favorito, nadie me molestaba ahí, a duras penas mi compañero de mesa, Franco.