Hacia una semana de lo sucedido. A mí me dieran el alta a los dos días, ya que mis cortes no eran profundos y solo tenía diez puntos en la pierna. En cambio, mi madre seguía ingresada, sus heridas eran mucho más graves que las mías y eso solo hizo que mi rabia creciera más.
Mi hermana había vuelto al siguiente día y desde aquella estaba en el hospital, mientras yo descansaba en casa.
Había contratado un servicio de limpieza y aquellos muebles rotos los cambie por otros dándole, así, otro aspecto a la casa que me gustaba mucho más que el anterior.
Hoy a las doce de la noche se suponía que iba a ser un gran día, ya que mi hermana y yo teniamos planeado hacer una fiesta por nuestro dieciocho, pero va a ser que quedara aplazada hasta que las dos nos veamos en condiciones de hacerla.
Eran las once de la noche y me encontraba en el sofá viendo las películas de Pesadilla en Elm Street, estas son mis favoritas, y al mismo tiempo comiendo helado y pizza. Un plan perfecto para empezar con mi cumpleaños.
Por suerte las clases no empezaban hasta dentro de dos semanas y así podía intentar ver todas las películas.
El reloj de cuco que había en el salón dió las doce y mi móvil empezó a sonar con aburridos mensajes de Felices 18!. A decir verdad solo me importaban dos mensajes. Estos eran los de mis gemelos favoritos. Ellos eran esas personas a las que considero familia aunque no lo sean, siempre estaban ahí ayudando.
Ella se llamaba Andrea y era la mayor por unos minutos de diferencia. Tenía el pelo largo hasta la cintura y de un negro hermoso que al estar al sol adqueria unos tonos azulados. Sus ojos eran un azul celeste que se veían a oscuras y sus labios eran carnosos. Era pálida, alta y con buen cuerpo, pero todo eso no era lo que más llamaba la atención de ella, si no, que lo hacia su sonrisa. Una sonrisa macabra y sarcástica con perfectos dientes blancos, a excepción de los colmillos que los tenía más grandes de lo habitual.
Su gemelos se llamaba Arien y era unos centímetros más alto que su hermana. El aspecto de los dos era idéntico, solo que Arien llevaba su cabello corto y su cuerpo era la envidia de cualquier chico.
Los dos eran muy guapos y era sorprendente que su cabello y sus ojos fueran naturales. Aunque yo no me podía quejar. Mis ojos eran rojos como la sangre y solo se ponían totalmente negros cuando perdía el control de mi cuerpo.
El tono de que había recibido un mensaje de Andrea sonó y en este un texto bastante largo me esperaba por leer.
Seguido a ese sonó el teléfono fijo. El número no me sonaba, pero igualmente lo cojí.
-¿Diga?- Pregunté dudosa, ya que pocas personas tenían este número.
-Agrat...- Una voz ronca y que se me hacía familiar sonó del otro lado.
-¿Quién eres?
-Es hora que vuelvas.- Nada más decir eso la otra persona colgó. No sabía a qué se refería, así que lo deje pasar.
Eran las tres de la madrugada y estaba cansada, así que, decidí dejar las películas que me quedaban para otro día.
Mientras subía a mi habitación sentí frío y al llegar a mi habitación a ventana estaba abierta.
Sobre mi cama había dos cajas envueltas en un pape de regalo negro con un lazo rojo.
Todos los años, desde que tengo memoria esto pasaba por mi cumpleaños y nunca supe quién era la persona que dejaba esos regalos sobre mi cama. Pero de esta vez sentí algo distinto. Como si fuera la última vez que esto iba a pasar.
Una de las cajas era más larga y la otra era un pequeño cuadrado.
Abrí la más larga y en ella encontré una hermosa espada larga y ligera de un color plata único. En la hoja estaba escrito, con una caligrafía muy rara y bonita, Agrat-Bat-Mahlat. La empuñadura tenía un ángel con las alas abiertas. Sus alas eran lo único que no era plateado. Estas eran de un negro hermoso.
Deje la espada sobre la cama y abrí el otro paquete. Este, a diferencia de los otros años, tenía un colgate de plata donde del lado derecho había un ángel plateado girado hacia la izquierda y en la izquierda un demonio negro girado a la derecha uniendo así sus manos. En el hueco que quedaba entre ambos había una llave de color violeta que parecía que levitaba, ya que no se veía como estaba ahí sujeta.
Mire otra vez dentro de la caja y había una nota.
Esta estaba encartada y al fondo. Esta estaba escrita en una lengua ajena a la mía, pero al parecer mi cerebro la entendía y así logré entender ese mensaje.
" Este es el último año que recibirás un regalo nuestro.
Esta vez son tres regalos, y te estarás preguntando por el tercero. Solo te diremos que ese poco a poco lo irás averiguando, si es que ya no has notado cambios.
Ese collar no te lo debes quitar nunca. La llave solo serás tú capaz de quitar y ya averiguarás para qué sirve.
La espada es única en el mundo y te pertenece a ti desde el comienzo de lps tiempos. Tú eres su única portadora y esta solo será bien manejada por ti.
Estamos esperando ansiosos tu regreso. Aquí te necesitamos."
No entendía nada, pero algo en mi cuerpo me decía que todo iba a cambiar.
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Agrat-Bat-Mahlat
FantasyMi padre maltrataba a mi madre y esta se divorció. Encontró al hombre perfecto y todo era de color rosa, pero un día todo cambió, mi vida cambió y mi futuro también. Todos los derechos reservados. Aquellas novelas que contengan plagio serán denuncia...