Creo que hay momentos en los que hay que ser sinceros, pero sinceros con uno mismo.
Digamos que el inicio de clases fue normal, el incio de mi vida lo fue, hasta donde yo sabía.Lo típico de un último año de secundaria es que estemos todos super emocionados, tratar de disfrutar y no dejar de lado las materias sólo por ser el último año era algo que tenía en claro hasta entonces, los nervios con la felicidad se mezclaban de forma increíble. Era una montaña rusa de emociones constantes.
Yo aún salía con Nicolás, antes de las vacaciones de invierno me dejó, no se sentaba conmigo, Olivia lo hacia, no era celoso ni "cuida" era algo que le sumaba puntos al chico alto con rulos.
Cómo todos los años hay mínimo un compañero nuevo, en este caso una compañera, llamada Sofía y un chico que cave destacar muy guapo, llamado Ezequiel.
Sofía: intimidante, flaca, pálida, una coleta de caballo a medio hacer, aún así lo que llamaba la atención era que Sofía no hablaba mucho y eso era raro, bastante y destaquemos que no le gustan las fotos.
Una de las conversaciones que más recuerdo con ella fue cuando con Olivia nos acercamos a preguntarle como estaba... y fue un momento tenso.
-Hola ¿como estas?
-Bien- un bien tan dulce y seco que te dejaba helado.
-¿Estás emocionada por el último año? - pregunté.
-No se.
Destaquemos que no nos miraba a los ojos.
-Debe ser difícil empezar el colegio como la nueva, más en el último año... y ser tan cómo tu puede dificultar que le agrades a alguien - Olivia siempre tan boca suelta.Sofía, no contestó, era obvio. Ni yo lo haría. Sólo se levantó y se fue.
La cuestión es que era una persona todo lo contrario a amigable, pero eso no cuenta que nosotros no la queramos integrar.En cambio Ezequiel se adaptó rápido, bastante de hecho, se notaba la alegría que pierde uno al iniciar el colegio en último año con el apodo de "chico nuevo", se sentaba en el fondo... con eso digo todo pero la forma en la cual su esencia pisaba fuerte en donde quiera que este era algo muy hermoso.
No cruzamos palabras, sólo miradas... intensas miradas. Pero no de psicópata o violador, una mirada que no podía ni disimular, con esos ojos marrones, nariz perfecta, boca sensual. Era el tipo de chico por el cual todas morirían, menos Olivia.
-Ni lo pienses, tiene cara de imbécil - me lo dijo sutilmente sin dirigirme la mirada.
-Es lindo, pero no se a que te refieres, no lo conoces.
-lo es, pero la belleza tiene fecha de vencimiento y además estás con Nico, quedarás como una zorra de último curso.
-Lo sé, pero...
-Lola, no se que tramará tal vez tiene una fantasía sexual con alguien como tu o tal vez quiera acostarse con alguien de cada escuela y lleva una lista, disculpame pero creo que te quiere sólo para conseguir tu cajita feliz. Por que es lo único que le puede ofrecer alguien como tu.Me reí, era inevitable, pero si Olivia tuviera razón... estaría orgullosa de darle mi cajita feliz. ¿Quien no lo haria?. Igual dolía lo que dijo pero como siempre me decía a mi misma "guardarlo hasta que lo olvides".
Pero de repente se siente un olor a perfume de macho en nuestra mesa, lo miro a los ojos marrones miel y me pregunta con una sonrisa de oreja a oreja
-Hola... Lola ¿me pasas lo de la clase pasada, lo de matemáticas?- Ezequiel hablandome al odio como si fuera un secreto, hasta que lo escucho Olivia.
-¿No se lo puedes pedir a alguno de tus amigos? - la metida de Olivia, metiéndose en conversaciones desde siempre.
-¿acaso no tienes que organizar una reunión de gente que se mete dónde no la llaman? - soltó el, Olivia lo miró de reojo por sus anteojos y siguió escribiendo.
Le di las hojas, me dio las gracias y se fue.
Nicolás no dijo nada, no tenía que decir nada, sólo vino a pedir prestado unas hojas de matemáticas. ¿Quien nunca lo hizo?.El año parecía normal y aunque siento que Ezequiel no pertenecía a mi año normal aún haría todo lo que fuera para integrarlo a él.
-Retiro lo dicho, no quiere tu cajita feliz - me dice Olvia entre risas.
-Y que quiere al final - contesté con toda seriedad.
-quiere ayuda para pasar es obvio, sabes que eres inteligente y que el es guapo, te mojas por el y el viene aca con cara de perro mojado y te pide lo que quiera y se lo das, simple.No contesté, no tenía un argumento, solo dejé que Olivia fuera Olivia, mas allá de que ella a veces no me dejara ser yo.