Capitulo 20

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Habían pasado días desde aquella declaración, para ser preciso fueron semanas, salíamos en secreto y cuando no había nadie solíamos darnos un beso o muestra de afecto, no muy grande ya que ambos no éramos de las típicas personas empalagosas, tampoco nos decíamos palabras como "Eres el mejor", "Amorcito" o esas tonterías. Solo lo demostrábamos por medio de las miradas y el silencio, nadie se había dado cuenta ya que nuestras miradas tampoco nos evidenciaban.

Era de noche y nos quedamos hasta tarde, no podía salir del cuartel, Matt se había ido al departamento que rentamos para monitorear los alrededores y seguir vigilando. Fue algo bueno para mí, había planeado hacer algo aunque no sabía con exactitud si Near iba a querer hacerlo o se negaría.

Estaba de espaldas, me giré para verlo a los ojos acercándome lentamente y le di un beso en los labios. Se estremeció pero me correspondió, no era alguien de mucho contacto físico, pero conmigo se dejaba aún si significaba tener que soportar un roce o algo.
Lo abracé, se había sorprendido y de sus labios en un murmullo pronunció mi nombre.

"Mihael"

No era una queja, era como un "Continúa, me gusta" y así lo hice. Desabotonaba lentamente su camisa y repartía besos desde su cuello hasta llegar a uno de sus pezones, lamí uno y como respuesta hubo un pequeño temblor junto a un suspiro.

Estábamos llegando a un nivel más elevado de la relación, eso significaba hacernos uno, ambos decidimos llegar a eso. Cuando menos lo esperamos ambos ya estábamos sin esas molestas ropas que nos cubrían, nos olvidamos del pudor y solo me quedé contemplando su cuerpo tan perfecto, esos rasgos tan finos y esa cara tan bella con unos ojos oscuros que podrían hacerte ver lo más profundo de su alma. Mis dedos ya estaban húmedos, habíamos progresado bastante rápido, nuestros cuerpos querían hacerlo, también nosotros.
Inserte uno en su entrada y solo escuche un quejido de dolor, me había preocupado de lastimarlo.

— No te preocupes... Sigue.—

Acaté su orden y empecé a moverlo lentamente, pronto se empezaron a escuchar gemidos por todo el cuartel, cuando metí el segundo dedo hice movimientos circulares para que se acostumbrase a lo que se venía, no tarde en meter el tercero y expandir su entrada aún más, se había excitado, nunca había visto esa clase de expresiones en él y mucho menos me lo había imaginado.

« Tan lindo »

Pensé.

Lo tome de las caderas y lo senté encima del escritorio vacío, con mucho cuidado empecé a meter mi miembro. Era muy estrecho, vi las lágrimas de sus ojos y paré, continúe unos minutos después y cuando ya estaba dentro no me moví hasta que él me lo dijera, me había hecho continuar y así lo hice.
Lentamente comencé a moverme, hasta que de un momento a otro las embestidas se hicieron más fuertes haciendo crujir el escritorio por el movimiento tan violento, movíamos las caderas coordinadamente, sus manos estaban aferradas a mi espalda y sentí como me rasguñó, no me importó, porque también lo había mordido en el cuello.

Nos corrimos, no aguantamos más y ya habíamos acabado, con las respiraciones agitadas. Su cara estaba roja al igual que algunas partes de su cuerpo, mi espalda estaba roja y sudamos como nunca, ya nos habíamos hecho uno. Perdimos la virginidad de una manera tan normal, encima de un escritorio, en medio caso de asesinatos en masa, en pleno cuartel en vez de una cama o en un motel.

Nos entramos a bañar juntos, cuando salimos de la ducha nos vestimos y seguimos despiertos trabajando hasta que no dimos para más. Cada quien durmió por su lado, nos habíamos dado un abrazo y un beso mucho antes, por ahora no era necesario repetirlo.

Así fue nuestra relación, seguimos viviendo cotidianamente con las mismas actitudes de siempre y sin cambiar. Aunque nuestros corazones deseaban más, nos conformamos con seguir viviendo de esa forma tan discreta y sin ninguna palabra.

I Hate Everything About You.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora