Corazón de caramelo o de limón

Primera noche

El lugar era húmedo, soñoliento y muy antiguo, los recuerdos latentes de fantasías carentes de virtud y alegría; todo encerraba mi dolor y en llantos, consumía a fuego lento mi ser insaciable.Nada se sentía en la oscuridad, el tenebroso soplido de la noche agudizaba mis oídos y el ruido zazonante cerca a mi puerta ruborizaba la suave manta que cubría mi soledad atemorizante, la luz de luna radiaba un brillo fogoso edulzante fuera de la ventana llena de llanto y lágrimas; no obstante, torturado por aún creer que todo seguiría igual contigo. No percibía la sensación de permanecer de pie en mi vida. La luna alla fuera y yo aquí con el corazón explotando de recuerdos llenos de penumbras de las salidas que teníamos juntos. Sólo concebía aceptar que habitaba en un mundo donde el dolor, rencór, infidelidad, amor y el odio sólo  era una experiencia ajena de parejas de diferente sexos y en las que personas del mismo sexo son añadidas a un cruel y martirio deseo de burlas y víctima de indiferencias, conspirado en lo "normal" del mundo. Aquella mañana desperté sintiendo como mi vida había cambiado, como el supuesto amor que sentia por alguien al fin tenia sentido y encajaba en mi burbuja de fantasia y fuera de peligro. Pero no fue así...

No creía poder imaginar como la inocencia de la vida se apoderaba lentamente a la herradura de la madurez de muchas personas. Cómo la soledad afectaba duramente el temor de las personas, cómo el ser de lo inusual era abierto a múltiples direcciones de la vida y como el gozo de mi alma se aferraba a creer que ya te habia perdido.

Todo empezó ese día como cualquier otro en mi vida, en la que el colegio abarcaba gran parte de mi tiempo, donde los profesores eran problemas abiertos llenos de enseñanza y la tragedia circundante abundante de nuevas experiencias de los amigos; además, poseían esa sensación tan amena de placer y "cultura" universal que pensaban que tenían, donde nosotros creemos conocer con tal detalle que no necesitamos analizarlo más. Yo un típico adolescente que sonreía y se sonrojaba al saber que a cada momento mis amigas y amigos "conocían" el amor, creo que es así como lo denominamos en la escuela al estar con alguien o tal vez sea la sensación de conocer más de esa persona y así al final llamarlo de esa manera, sea como sea era "amor". A veces, no todo era unión de corazones sonrojados, siempre había algo más que contar como las películas, series, cantantes, cosas de la vida que a veces creía que era mejor pensar en estas que en ocuparte el tiempo en pensar quien te atrae.

Empezó como un juego, mi vida comenzaba de nuevo, diferentes amigos, misma tareas, misma materias, todo era lo mismo excepto uno, mis sentimientos. Se estaba tornando indescriptible decir que aquel año en otoño senti la esperanza viva y veraz como aquellos cuentos que me enjaulaba en mi niñez, ese poder con la que tiembla hasta las mínima gota de odio y ese espejo reflactinante de poesias y versos de insaciable amor propio, todo ello mezclado en sinfonía de brisas y placeres restantes de lo que alguna vez quedo en el olvido. Todo era cierto, los lamentos de mi alma gritaban dentro de mi ser esperando explicaciones oportunas, esas respuestas que acertaran la inquietud propia, esas frases que aliviaran la confusión de un porqué sucedió esto. Aparecio esa pequeña caballera despeinada, descoloreada de un tono color chocolate, impresionante pero a la vez ignorada por el pudor de la gente o tal vez impregnado en mi mente fantasmal de alegría, aunque no podía explicarlo admire el bello retoque de aquel rostro. Ocultando mi admiración acudí a sentarme al lado del asiento del que se apoderó el nuevo del salón, asentí a estropear su indago de los demás por él y zasone de risas y admiración el último año de nuestra estadía en la escuela. Pertubardor, increíble, diferente y desesperación se sentía el primer día de los ultimos en tu vida. Pero mas perturbador era conseguir amigos en una nueva escuela, sabía como esa sensación de fragidez se apoderó en su mundo, escoger en ignorar a los perturbadores o ser amigos de ellos; esa cuestión se encontraba más clara cada vez lo veía por mas tiempo.