2: Pepe

29 3 6
                                    

—A mí no me mientas —me dice mi madre mientras me froto la nuca, en la que me acaba de golpear—. Y menos si me has despertado solo para eso.

Digamos que mi madre no tiene muchas esperanzas puestas en mi honestidad. No la culpo, sinceramente, yo tampoco me creería a mi mismo.

—¡Mamá! ¡Qué es cierto! Será en una semana en la Calle Wallabí número 43, el entrevistador será un tal P. Sherman. Solo hay cinco puestos de trabajo y por lo que me han dicho todos los entrevistados son jóvenes escritores que han triunfado en YourHistory.

—¿Llur Jistori*? —me pregunta mi madre extrañada—¿Eso qué es?

Le explicó en que consiste la web, pero como es anti-tecnología, no entiende nada y lo único que hace es darme la charla de lo "peligroso" que es internet.

—... Que ahí no te puedes fiar de nadie, eh. Tenlo bien claro, que cualquiera podría ser un violador o que se yo.— da por finalizada la charla del internet— Pero, ¿cuándo dices que será la entrevista?—y ahora cambia de tema radicalmente.

Empiezo a contarle todos los detalles: dónde, cuándo, cuánto me pagarán si me aceptan...

—Ahhh, en ese caso perfecto—dice mi madre—. A ver si consigues ahorrar algo de dinero y te vas de casa de una vez.

Oh, el amor de mi madre, el cariño que me tiene sale hasta por sus orejas. Mi mamá, esa persona que destila alegría, que en cuanto la ves te envuelve en un Aura de protección maternal y... Nah, todo es mentira.

Tengo una buena relación con mi madre pero no somos inseparables, no tenemos toda la confianza que podríamos tener el uno el el otro, nos falta esa chispa, ese destello que hace que dos personas sean unidas de verdad y todas esas estupideces profundas que a nadie le importan.

Después de hablar largo y tendido con mi madre del tema me vuelvo a mi BatiGuarida, no sin antes prepararme un bol de cereal y leche con chocolate para subirlo a mi cueva.

Saboreo el cereal como si fuera la última comida que tomaré en mucho tiempo.

...

Lunes, bendecido lunes.
¿Qué rara manera de despertar un lunes no? Normalmente los lunes son odiados por todo el mundo. Pero, hoy es la excepción.
Posiblemente hoy entre a trabajar en el departamento informático de YourHistory, o revisando si las denuncias hacia usuarios o historias son validas o... No se me ocurre otro trabajo que podría hacer en YourHistory, así que nada.

Llegan las diez en punto de la mañana y mi madre abre la puerta de mi habitación toda sudorosa, con la ropa del trabajo y con una bolsa alargada.

—Tú... Te pondrás... Esto...—dice entre jadeos mi madre.

Abre la cremallera de la bolsa y saca un smoking de un color parecido al azul pero más oscuro... Creo que se llama "azul oscuro".

—¿Para qué, mamá?—le pregunto con una pequeña sonrisa.

—Pues para que te veas más elegante, por supuesto, no vas a ir vestido como un vagabundo — responde ella señalando mi hermosa vestimenta, lo que hace que mire hacia abajo y admire mi aspecto de vagabundo—. Además está demostrado que los hombres con smoking resultan mucho más sexys.

He estado a punto de hacerme un palmface o facepalm o como quiera que se llame, pero me he contenido para que mi madre no me castigue o me pegue. Aún así mamá está pensando en mí como en un futuro Cristhian Grey y, por increíble que parezca, no me desagrada la idea.

Diez minutos después, he de admitir que mi madre tenía razón: me veo más fabuloso de lo normal.

...

Estoy muy nervioso.

Son las 10:58 y se supone que la entrevista es a las once en punto.

Me encuentro en un edificio bastante grande y llamativo, una de las zonas más ricas de la ciudad. Por dentro todo es muy wow, todo blanco, ni una mancha en el suelo. Los cristales relucen y, aunque desde fuera no puedes apreciar nada mirando por ellos, desde dentro se ve a la gente caminando por la calle tranquilamente con sus hijos, su ropa de aspecto costoso y su cara de no haber trabajado en su vida y ser unos mantenidos.

Miro a la recepcionista; una mujer de aspecto amargado que teclea algo en un gran ordenador, y de vez en cuando rebusca en unos papeles que hay a su lado. Ella levanta la vista de la pantalla y me mira con desprecio desde detrás de las pequeñas gafas que lleva.

- El señogito Hugo Sánchez, pog favog, acégquese y déjeme acompañagle a la sala en la que se gealisagá la etgevista.—dice la recepcionista -a la cual he decidido apodar Marga, por aMARGAda- con un acento extranjero extremadamente irritante.

Sigo sus instrucciones al pie de la letra y Marga me guía dentro del moderno edificio, llevándome a través de pasillos deslumbrantemente blancos hasta llegar a una puerta. ¿De qué color? Pues sí, blanca.

Entga ahí, niño. —Marga señala la puerta con la mano— Dentgo te espega un hombge muy impogtante.

Me abre la puerta y entro por ella, observo la amplia sala, totalmente diferente al resto de todas las demás. Hay una enorme mesa rosa fosforescente, que destaca entre las paredes negras con cientos de diplomas enmarcados y colgados.

Justo como en las películas, en el extremo más alejado de la mesa, una silla que estaba de espaldas a mí gira dramáticamente y sentado en ella un hombre que acaricia suavemente a un feo gato peludo.

—Hola señor Sánchez —dice el hombre con un tono monótono—, siéntese y comenzaré a entrevistarle. Dado que yo ya sé su nombre, le diré el mío para mayor comodidad.

Según el e-mail que me enviaron hace cosa de una semana, el hombre que me entrevistaría se llamaba P. Sherman. He imaginado que su nombre sería algo como Phil, Paul o algún nombre inglés que sonara genial.

—Bien —extiende una mano hacia mi— me llamo Pepe Sherman.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Sep 07, 2016 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

Eliminando el clichéDonde viven las historias. Descúbrelo ahora