O2.

904 147 25
                                    


" Te amo más que cualquier hombre, pero algo se interpone.

Te hago daño porque puedo, por segunda vez hoy.

No somos víctimas de la casualidad, pero tú eres una víctima de todas formas."





Llamada entrante de Seokjin.


 Atender >                            Ignorar >



Hey.


Volver a escuchar el tono de voz de Seokjin por un segundo pareció tranquilizarlo, pero el sentimiento fue fugaz. Bastó sólo una palabra para percibir el cansancio y la devastación en él. Se oía seco. Como si hubieran absorbido de él la energía.


El pecho de Yoongi se hundió.


—Hey. Escucha, yo-


No, déjame hablar a mí. Lamento haber entrado a tu departamento cuando no estabas, sólo espero que me entiendas.


Seokjin y Yoongi llevaban conviviendo un año en el nuevo piso de Yoongi después de obtener su Licenciatura en Diseño de Interiores. Honestamente, su relación era más larga y complicada que eso, y sin embargo una noche, Yoongi le susurró a su novio que se mudara con él. Nunca se lo dijo —fiel a su orgullo— pero tener que verlo partir y no encontrarlo en sus brazos a la mañana siguiente lo dejaba con una sensación de vacío. Yoongi no supo por qué lo hizo, no fue una decisión premeditada; pero después de decirle aquello, entre sábanas y piernas enlazadas, Seokjin se veía radiante de felicidad. Entonces, quizás, todo eso valía la pena.

La relación, al comienzo, fue sexual, física. La tensión entre los dos era inevitable y molesta para los que lo rodeaban, mucho más para el conector entre ambos: Namjoon. Más tarde que temprano, los dos se buscaron y Yoongi pensó que terminaría ahí, pero resultó en ambos necesitándose cada vez más y en el brote de emociones y sentimientos que terminaron por asustarlo. Seokjin tenía la dosis perfecta de tranquilidad y algo especial que mantenía lo más oscuro del carácter de Yoongi adentro de su jaula. Seokjin sonreía y Yoongi, en ocasiones, tenía que obligarse a apartar la mirada porque algo tan simple y estúpido como eso le entorpecía los pensamientos. Seokjin era un mundo de colores cuando todo lo que había conocido Yoongi eran tonos grises.


Estaba enamorado, no era tan ingenuo para ignorar ese hecho.


Cuando comenzaron a convivir todo iba muy bien, hasta que un día, Seokjin se volvió una molestia, y Yoongi se preguntó por qué estaban viviendo bajo el mismo techo.


—¿Ahora es mi departamento? Has estado viviendo aquí más de un año.


Eso no significa que sea mío, y tú lo pagas. Sé razonable.


Yoongi no se molestó en seguir hablando de eso.


—¿Podemos vernos?


Yoongi... Sabes que se terminó, ¿verdad?


Cobarde, como lo había sido los días anteriores, esa dolorosa frase era lo que alguna vez había ansiado escuchar.


Cobarde, porque él no había querido decirla.


Y sin embargo, ahora que la escuchaba, el corazón en su pecho parecía desintegrarse.


Pánico.


—No, esto no se terminó. No puedes ponerle fin a algo que venimos construyendo durante años. Seokjin, ¿me escuchas?


Un silencio ensordecedor le respondió.


—¿Me escuchas?


Sí.


—No fue nada. No significó nada.


Yoongi trató de que su voz sonara sincera, porque de verdad lo era, pero no fue capaz de evitar que se astillara al final.


Para mí no puede ser sólo 'nada'. No puede ser nada para alguien que te ama como lo hago yo.


Yoongi se pasó la mano por el rostro y los labios se le secaron. Sentía que en sus manos no tenía más que un muñeco de trapo hecho pedazos.


—Por favor. Lo siento. Lo siento mucho. Fue un error, ¿está bien? Quería- No sé qué mierda quería, pero ahora-


Porque ya no me amas.


—No. Yo te amo a ti, lo demás no me interesa.


Estabas buscando excusas, Yoongi, y yo pretendía no saberlo porque me aferré a la idea de que quizás, quizás esto venía con la convivencia, quizás podía hacerte cambiar de opinión y resistí hasta donde pude.... ¿Y sabes lo que está mal? Que esto no se trata de resistir. Que se supone que lo vivamos de a dos, pero estaba solo en esto. — Yoongi abrió la boca, pero la voz de Seokjin, más dura e hiriente que nunca, se precipitó. —Y por más que lo niegues, tú querías esto. Y ahora finalmente lo estoy aceptando, y no te estoy culpando. Yo te obligué a hacer esto porque preferí jugar al ciego mientras te estaba agobiando.


Es en ése momento en el que Yoongi apenas entiende lo que hizo y la fuerza con la que su irreparable error rompió la relación que tenían los dos, en cómo las cosas pueden cambiar de manera tan fácil y rápida. Podrían haberlo tenido todo, y sin embargo.


¿Yoongi? ¿Estás ahí?


—Sí.


No me busques, no quiero volver a hablar contigo.

sleeping with ghosts. ☆Donde viven las historias. Descúbrelo ahora