伏击 | acecho

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❝Hola, Jihyun. ¿Cómo estás? Supongo que mejor que conmigo.

Hace mucho que no venía... Lo siento, he estado con mucho trabajo... A falta tuya, tuve que buscar otras cosas que hacer. Ya sabes...

La cabaña está muy mal cuidada, Jihyun, ¿por qué? ¿El señor que contraté no viene como se debe? Te deja sucia también. Lo despediré, ¿te sentirías contenta con eso?

Quisiera que estés de nuevo junto a mí... Te extraño muchísimo... ¿Me cumplirías ese favor?❞


Luego de aquel breve pero significativo soliloquio, Yoongi salió del lugar con la cabeza gacha. Subió a su auto y tomó rumbo de vuelta a su casa, la cual no se encontraba tan lejos de la cabaña, estaba un tanto próxima en realidad.

Al llegar, dejó su pequeña maleta sobre el sillón de la sala. Ya era tarde, así que decidió darse un baño e irse a dormir inmediatamente después. Los huesos de la espalda le dolían; y ¿cómo no? Cavar durante bastante rato no era poca cosa, un trabajo muy agotador sin duda.

Se cobijó dentro de su cama, apagó las luces de su habitación y dejó la puerta abierta, ya que en su cuarto no había mucha ventilación. Quería sentirse fresco, ya era típico para él hacerlo.

❝Jihyun...❞

Tras unos cortos segundos, Yoongi se levantó de su sitio asustado. ¿Había visto a una persona en el marco de su puerta? Creyó que ir nuevamente a la cabaña donde yacía Jihyun le había afectado un poco, o quizás un buen. No estaría alucinando, ¿verdad?


Yoongi despertó gracias al pequeño hilo de luz que se filtraba por la ventana de su habitación. Ejecutó su rutina habitual. Luego, se dirigió al patio trasero de su casa, con una pala acompañándolo, como no podía faltar.

Mientras cavaba un nuevo hoyo, recordó lo acontecido la anterior noche. ¿Era real? Aquella silueta lo parecía, demasiado.

Le echó un vistazo a los demás pozos ya cavados y rellenados nuevamente. No había nada fuera de lo normal, sino pensaría que alguna de sus víctimas habría vuelto a la vida, por así decirlo. Sonaba tonto pero no improbable, al menos no para el pelinegro.

Se despreocupó. La fosa ya tenía una profundidad considerable, así que se dirigió al sótano de su hogar. Tomó lo que quería y lo tiró sin cuidado dentro del hueco. Una nube de tierra no le permitió a sus orbes trabajar como se debía, aún así hizo el esfuerzo. Tosió un poco y echó la tierra de vuelta dentro. Pronto, actuó como si nada hubiese sucedido, tal como se había acostumbrado.


Se dirigió al centro comercial más cercano, lo cual no fue fácil ni rápido. Él vivía en una zona muy alejada de la ciudad. Y era mejor así, ya que su trabajo requería de soledad.

En la ferretería compró bastantes kilos de pasto sintético; una pala nueva, la que tenía estaba oxidándose y a punto de desquebrajarse; y un saco de tierra, por si acaso. Muchos pensarían que era un amante de la jardinería, y claro, esa era la idea. A simple vista no se notaba lo vil que podría llegar a ser.


Guardó todo lo comprado en el garaje. Subió a la segunda planta y nuevamente se preparó para descansar tras un día agotador, tumbándose cómodamente sobre su cama.

❝—Jihyun... ¿Me escuchas?❞

Cubrió su cuerpo con las sábanas y se acurrucó. Cerró los ojos, pero justo antes de ello, pudo observar nuevamente a la silueta, muy parecida a la del día anterior. Exactamente igual probablemente.

Acecho | Min YoongiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora