El Tiempo

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Un año pasó desde ese encuentro. Eren y Levi habían llegado a conocerse bastante bien en esta vida, sin dudar algo muy extraño de pensar.

Su relación se había estrechado, tanto así que Erwin les dejó vivir juntos en una casita algo apartada de los demás, justo como hace tanto tiempo atrás.

No hay porque mencionar que se habían besado ya, era algo natural, todos lo sabían, ellos dos ya eran, de nuevo, una pareja.

—Levi-san— Eren siempre sonreía y decía su nombre luego de besarse.

—Eren— y a Levi se le hacía más fácil sonreír con el menor.

Sin duda una pareja extraña pero, aún así, la que más enamorada estaba.

El chico se esforzaba lo más que podía para estar siempre bien con el mayor, aún si él le pedía lo contrario.

Levi lo mimaba, también, ese hombre serio que impone respeto era todo un dulce caramelo con su novio.

—Eren ¿Qué mierda estás haciendo? ¡Vas a incendiar la casa!

... O, bueno, lo intentaba cuando Eren no cocinaba y ponía en peligro su seguridad.

—¡Levi-san, ya sé cocinar!— repite el chico, algo molesto por los comentarios de su amado.

—Con cuidado— pide, dejando ver lo realmente preocupado que estaba porque algo le sucediera.

Eren, en un impulso creado por la ternura que le había inspirado Levi, deja todo lo que estaba haciendo para lanzarse a sus brazos y besarlo con demencia.

Era algo tierno convirtiéndose en pasional, dejando de lado el pudor para que sus lenguas se encuentren y decídan dejarse guiar por lo que ambos desean.

Impulsos. Ellos dos están llenos de estos, por lo que ese día la cena se quemó, unos cuantos utensilios se arruinaron y tuvieron que gastar más dinero ordenando una pizza.

Pero estaban satisfechos. Ya habían unido sus cuerpos, la pasión carnal era algo un poco dejado de lado, no habían sentido el deseo ferviente de hacer el amor si ellos dos podían demostrarlo de otra forma, aún si ese día los había ganado.

—Levi-san— llama el chico cuando están ordenando las cosas luego de la cena.

—¿Sí, Eren?

—Te amo— dice, colocando cada trozo de su alma en esas dos palabras.

—Yo también te amo— corresponde de igual manera.

Sí, una pareja con un amor que nació hace miles de años y que seguirá por el resto de la historia.

Tanto en esta, como en otra vida.

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𝑬𝒏 𝑶𝒕𝒓𝒂 𝑽𝒊𝒅𝒂 •𝑹𝒊𝒓𝒆𝒏•Donde viven las historias. Descúbrelo ahora