Capítulo 1: Toda historia tiene un comienzo

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Las luces rojas intermitentes se encendieron de pronto junto al fuerte y estresante sonido de la alarma. Todos en la nave despertaron sobresaltados sin entender la situación hasta que escucharon en sus cabezas la voz del Comandante llamando a la calma. Él ya estaba en el centro de mando comprobando la situación. Apenas había escuchado un segundo ese sonido de emergencia y había despertado. A decir verdad el Comandante Etrox era bastante capaz y serio cuando se lo proponía, al fin y al cabo uno no conseguía ese título por nada. Normalmente su forma de ser se basaba en usar el sarcasmo y en ser distante y un poco frío, pero cuando llegaba el momento parecía otra persona, aunque lograba mantener siempre la calma pasase lo que pasase, es por eso que todos lo admiraban. A pesar de tener solo 25 años logró llegar al cargo, era normal teniendo en cuenta el duro entrenamiento que hacía con su padre, el cual también dirigía una nave. Por ello Etrox era alto y musculado, su pelo era negro aunque tenía rasgos celestes dependiendo de cómo le diera la luz. Eso se debía a los genes heredados de su madre, que era de la raza de los Kazlus. Tenían el pelo de cualquier color brillante además de varios rasgos los cuales ya se explicarán más adelante. Su padre era de la raza de los Maiur, seres corpulentos y muy grandes. Pero como ya he dicho, todo esto se verá más adelante con mayor detalle. El Comandante entonces era un híbrido, al principio no estaban bien vistos y eran tratados como bastardos sin ningún derecho (incluso aún sigue habiendo gente que piensa así) pero con el paso del tiempo la situación cambió y ahora aunque son raros de ver, su existencia se ha normalizado. La cicatriz que le recorría el ojo daba a entender que los entrenamientos con su padre no eran precisamente un juego de niños ni mucho menos.

La alarma paró cuando todos estaban ya en sus puestos analizando la situación.

-Señor -así era como se dirigían al Comandante, era más corto y fácil de decir- el escáner indica que hemos sufrido daños menores en un reactor del motor izquierdo de la nave. La causa se debe a un ataque, teniendo en cuenta la poca intensidad del disparo damos por hecho que el enemigo no supone gran amenaza. Pero no aparece en el radar, lo que significa que usa algún tipo de magia de ocultación.

-Ya veo, buen trabajo Jofrey. -Jofrey era como el Comandante llamaba a su ayudante, que básicamente tenía las mismas funciones de un secretario. Su verdadero nombre era Lidor, pero Etrox decidió que lo llamaría así puesto que tenía cara de llamarse Jofrey. Eso a él no le molestaba, aunque tampoco le hacía especial ilusión que le cambiaran el nombre aunque solo lo hiciera el Comandante. Él era un Renor. Los Renor eran una raza orgullosa y con carácter, generalmente cascarrabias. Y teniendo en cuenta que ya tenía 38 años, lo era más todavía.

- Además Señor, he mandado a analizar la zona en busca de alguna perturbación mágica - Jofrey se llevó dos dedos a su sien- y me comunican que no hay nada, quiere decir que el o los causantes del ataque se han ido, así que por lo pronto podemos estar tranquilos.

- Sí - respondió el Comandante, abriendo los ojos y soltando su collar, el cual era su catalizador, parecía un péndulo más que un medallón, pero a él le gustaba. - yo tampoco noto nada. Está bien, podéis volver a dormir, yo me quedaré un rato más aquí.

- Como ordene, Señor.

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Faltaban apenas dos días para el Gran Baile que se celebraba anualmente en la ciudad de Ilea, una de las más visitadas por el turismo en Yaris. Y yo ya estaba de los nervios. Tenía que pedir a Iria que fuera mi pareja, llevaba enamorado desde pequeño de ella, y aunque teníamos confianza esta era la primera vez que iría así que estaba que no cogía en mí mismo. En realidad a mí no me gustan esas cosas, prefería tumbarme en mi claro favorito del bosque a observar el cielo. Pero por alguna extraña razón este año había decidido asistir y por eso quería que ella me acompañase, sería más fácil asistir si iba con un amigo, o "amiga" en este caso.

Golpeé la puerta de su casa y esperé a que abriera mientras me acariciaba el brazo izquierdo, solía hacerlo cuando estaba un poco inseguro y la ocasión no era para menos. Finalmente la puerta se abrió y allí estaba ella; tan guapa como siempre. Su oscura y larga melena que casi le llegaba a la cintura. Su piel como de porcelana junto a sus finos rasgos la hacían la chica más hermosa que había visto nunca.

-¿Zouter? -su dulce voz la hacía más perfecta aún si es que era posible, las palabras que salían de sus finos y delicados labios eran como el canto de una sirena, te embelesaban.- ¡Zouter!

El repentino tono de su voz y la colleja que me dió fueron suficiente para sacarme de mi ensimismamiento.

-¿Eh, qué? - moví la cabeza un poco a todas partes sin saber hacia dónde mirar.

-Pues eso digo yo, que qué querías -la sonrisita que tenía decía que no estaba molesta, y eso me tranquilizaba.

-Ah, si. Es verdad. Me preguntaba.. si yo.. o sea si tú.. -alzó las cejas extrañada, esperando a ver si podía acabar la frase- .. querrías venir al Gran Baile conmigo. Es el primer año que iré y no me gustaría ir solo. Ya sabes, es en la ciudad y no conozco a nadie, apenas he salido del pueblo más que al bosque y no me gustaría estar marginado.

En realidad la ciudad no estaba tan lejos. Lo bueno de vivir en este pueblo era que todo estaba medianamente cerca. Ilea estaba más al norte, era una ciudad de comerciantes y por eso era la más grande de por ahí. Importaban recursos de Sandria, una ciudad al sur al lado del mar, también tenía su popularidad y era grandecita, pero no se comparaba con la anterior, que exportaba joyas y minerales ya que estaba cerca de las montañas y había bastantes minas, así que era una ciudad rica. El Gran Baile se hacía para celebrar las buenas "cosechas" de joyas, aunque ya de ha vuelto una tradición a la que acude gente de todas partes de Yaris.

- Claro, iré contigo. Nadie más me lo ha ofrecido de todas formas -la forma en la que dijo aquello si parecía algo molesta. Por algún motivo no le había sentado bien que solo yo se lo hubiera pedido. Pero sí era verdad que todos los años se lo pedían muchos chicos, quizá lo que le molestara era el bajón de candidatos, seguramente pensara que ya les había dejado de gustar, aunque eso me beneficiaba a mí.

- Genial, ya nos veremos en otro momento para concretarlo todo, tengo cosas que hacer, y gracias por aceptar

Mentira, no tenía nada que hacer pero quería salir de ahí cuanto antes o explotaría de la vergüenza, así que tras despedirme de ella volví sobre mis pasos y no me quedé tranquilo hasta que escuché que la puerta se cerró y solo entonces pude dar un suspiro de alivio. Finalmente me fui de allí con una sonrisa que esperaba me durase toda la tarde.

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⏰ Última actualización: Aug 16, 2016 ⏰

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