Capítulo 1

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-María...-un dulce susurro de los labios de mi madre hace que me revuelva sobre la cama- vamos cielo no querrás llegar tarde a tu primer día de instituto-.

-ya voy ma- le digo y se marcha dándome una sonrisa

Mi madre es hermosa es una de las personas que más amo en el mundo, es una mujer muy dulce con mucho temperamento, paciente, muy prudente, pero aparte de estos dulces y aburridos adjetivos también es muy extrovertida, una mujer a seguir. La amo.

Me levanto a regañadientes con los ojos pegados y me dirijo al baño a darme una buena ducha para despejarme, salgo y me visto, me pongo unos shorts negros y una camiseta corta de los Gun's and Roses, me gusta ese tipo de música, mi ropa se basa en ello, scorpions, bon jovi, Judas pries, pero aparte de mi lado heavy tengo una faceta totalmente distinta y es que toco el piano, me considero muy completa en muchos aspectos, un poco repelente diría yo.

Salgo a desayunar y me encuentro a mis padres sentados haciendolo  (desayunando mentes perversas).

-buenos días hija- mi padre tan efusivo como siempre, dicen que me parezco a el, pero vamos en el blanco de los ojos.

Mi padre es un personaje que si no lo conociese diría que es de la edad media o así, es cerrado de mente, es un empresario ensimismado en su trabajo con muy poco tiempo para su hija y su mujer, es raro no encontrarlo sin que esté hablando por teléfono con sus socios y demás, es dueño de una multinacional de electrodomésticos bla bla bla y cosas aburridas y bla.

Me dispongo a sentarme en la mesa a desayunar, todos los días esta en la mesa un plato con dos tostadas y un café hecho con amor por mi madre, nunca falla, nuncaaaa.

Desayuno lo mas rápido posible para evitar entablar una conversación con mi padre, no habla mucho pero aún así intento estar lo mas alejada posible.

Cojo mi mochila y me despido de mama con un beso.

-adiós mami-le sonrió

-adiós cariño- me dice antes de levantarse a recoger.

-adiós hija- dice mi padre con un tono de nostalgia, al que respondo con un escalofrio recorriendome la espina dorsal.

-adiós papa- digo y no me he dado cuenta de el tono que le he puesto, recalcando la última palabra.

Abro la puerta y me voy, camino por el pasillo hasta llegar al ascensor, pulso y espero a que llegue, he olvidado mencionar que vivo en un apartamento con mis padres, en un sexto, cuando llega el ascensor me subo y tan sumida en mis pensamientos no me doy cuenta que se ha montado alguien más cuando mi dedo presiona su dedo contra el botón de la planta baja, recorro con los ojos su mano, su musculoso y bigorexico brazo, su prominente hombro, hasta llegar a una arrogante sonrisa que conozco demasiado, Iván, mi vecino, un chico dos años mayor que yo, vive sólo y esta trabajando para mi padre (enchufado) ya que sus padres son íntimos de los míos.

-Buenos días bonita- muero al instante, pero del asco.

No es que me de asco, pero si es muy pesado y muy babas.

-Buenos días Iván- le suelto secamente.

En silencio llegamos a la planta baja y cuando voy a salirme agarra de la muñeca y me empuja adentrandome de nuevo en el ascensor.

-¿Qué haces imbécil?, sueltame- le escupo y este ríe.

Me acorrala contra la pared y me mira de arriba abajo con lujuria, posa su mirada en la mía, se acerca y aspira mi aroma a la altura de mi cuello.

-Que rica hueles- me susurra al oído.

-sueltame asqueroso- le vuelvo a susurrar.

En un descuido le doy una patada en la entrepierna y me suelta salgo del ascensor y me giro.

El ProfesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora