Sentimientos.

Bufete Wright and Co.
10:01 p.m

—Buuuff Nick, ¡esas hamburguesas estuvieron bomba! —Dijo la agradable médium a la vez que se echaba al sofá para descansar.

—Y que lo digas Maya, Gumshoe tenía razón respecto a ellas. —Respondió animado el abogado.

Maya lo miró a los ojos y le regaló una gran sonrisa, la cual el abogado guardó en su memoria como si de un tesoro se tratase.

Ya habían pasado 5 meses desde aquel caso tan extraño en esa montaña, esa montaña en donde resultó que vivía su amada Iris y en donde Maya perdió a la persona que le dio la vida.
Tantas cosas pasaron en esos días, que ni si quiera le dio tiempo de aclarar sus ideas y sentimientos. Estaba tan ocupado apoyando a Maya y cuidándola, que no se dio cuenta que su ex, su amor eterno, Iris, estaba presa y lo que implicaba ello.
Desde que Maya Fey llegó a la vida del abogado, toda su percepción, sentimientos y valores cambiaron completamente.

Él comenzó a depender de la médium para sonreír.

—Nick... Niiiick ¿hola hola? ¿hay alguien en esa cabeza? —La médium, quien estaba parada delante del abogado, golpeaba levemente la cabeza de este, esperando respuesta.

—¿Eh? ¿Ah? Estoy aquí, ¿que pasa? –El abogado reaccionó y respondió, dándose cuenta que había estado vagando en sus pensamientos de nuevo.

—De nuevo te quedaste quieto sin responder, como si estuvieses planeando un plan malévolo en tu mente. Nick, ¿que es lo que te pasa? —Maya la mística preguntó, algo preocupada.

—No pasa nada Maya, no te preocupes. Solo estaba pensando que no lavé el baño ayer, e-es todo. —Dijo el abogado nervioso, intentando calmar la preocupación de Maya.

—Hmm... Bueeno... —Dijo Maya mirando fijamente a los ojos del abogado, y entrecerrando los suyos, no muy convencida.

Lo cierto es que si pasaba algo.

Maya volvía a la Aldea Kurain, para completar su entrenamiento y volverse la nueva maestra Kurain.
Lo que quería decir que...

Maya estaría lejos de él por mucho tiempo. Por meses, e incluso años.
Estaría sin su compañía.
Sin quien lo animara a tomar casos.
Gracias a Maya, el abogado habia vivido experiencias traumáticas y horrorosas, pero también fascinantes y con muchas lecciones en ellas.
Sin ella, todo hubiese sido aburrido. Y ahora que ella no estará, volverá a ser lo mismo.
La extrañaría, demasiado.

—Maya... ¿Cuando dices que vuelves a la aldea? —El abogado se sentó en el sofá, invitando a la médium a que hiciese lo mismo para poder hablar con calma.

La médium se sentó no muy lejos de él.

—En 1 mes Nick. ¿Que pasa? ¿ya me comienzas a extrañar? —Bromeó la médium, empuñando levemente su codo en las costillas del abogado.

—...Sí. —Wright respondió serio y sereno, con la mirada hacia la ventana abierta del bufete.

Maya se quedó perpleja. Inmediatamente se sonrojó y comenzó a balbucear algunas cosas, no sabiendo que responder ante la sinceridad de su mejor amigo.

—...Yo... también te extrañaré, y mucho, Nick. —La morena por fin dijo, ya más calmada y con una sonrisa dulce.

El abogado defensor posó su vista en los ojos cafés claro de la joven, apreciando cada detalle de ellos. Con dulzura, acercó su mano a su terso rostro y lo acaricio. La médium se sorprendió un poco, pero dejó que continuase, amaba sentir sus manos masculinas y tibias en ella. Cerró los ojos, dejándose llevar por la caricia.