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𝕿omó la taza con lentitud, aún se encontraba caliente, sopló un poco, lo último que deseaba era quemarse y posiblemente romper aquella bonita pieza de cerámica debido a un mal movimiento

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𝕿omó la taza con lentitud, aún se encontraba caliente, sopló un poco, lo último que deseaba era quemarse y posiblemente romper aquella bonita pieza de cerámica debido a un mal movimiento. Estaba a punto de saborear el café tostado exclusivo que había conseguido en una tienda,  para luego tomar una de sus pequeñas galletas de mantequilla. El timbre sonó, meditó unos segundos más, podría ignorar bebiendo el líquido y eventualmente se irían, pensaba que eran los chicos que vendían galletas y mermelada casera, usualmente pasaban las tardes esperando a que los adultos tuvieran tiempo después de sus jornadas laborales. Sus labios no alcanzaron siquiera a probar el vapor de la taza cuando el timbre comenzó a sonar de manera insistente, podría ir y abrir siguiendo la educación que sus padres le brindaron...

ㅤNo.

ㅤOptó por esperar a que se marcharan.

ㅤDio un ligero sorbo sonriendo con los ojos apenas, estuvo a punto de tomar una galletita, pero el timbre volvió a resonar esta vez acompañado de unos golpes. Frunció el ceño y se acomodó mejor en su silla para que le fuera más fácil ignorar el estruendo, alejó su mano del plato donde estaban las galletas dándole así un gran sorbo al café, agradeciendo por un acto tan sencillo.

ㅤ— ¡JungKook! —Los gritos resonaban— ¡Kookie! ¡Estás allí, lo sé!

ㅤSuspiró y dejó su taza pidiéndole perdón mentalmente al líquido por tener que abandonarlo. Se encaminó a la puerta sabiendo quién estaría del otro lado. No sabiendo qué rostro poner, inhaló con lentitud del otro lado, apresó sus manos en un puño y asintió para abrir.

ㅤ— ¿Qué? —Cuestionó apenas abrió la puerta.

ㅤEncontró el rostro suave y perfilado, los ojos de cachorro molesto y el cabello cayéndole en la frente, las manos encubiertas en un suéter grueso, sus labios esponjados que parecían nutridos. Lo conocía desde hacía mucho tiempo, tanto como para saber que estaba en modo de defensa.

ㅤ— Pues... ese idiota. —El joven del otro lado se adentró con rapidez sin siquiera pedir permiso, su ceño se encontraba fruncido pero sus mejillas quitaban todo rastro de amenaza que pudo haber causado con su presencia— TaeHyung... —ese nombre paralizó su corazón un instante, desvió la mirada para cerrar la puerta con lentitud— engañó a su última novia.

ㅤ— No entiendo qué tengo que ver yo en eso. —Suspiró aún mirando la madera vieja de su puerta, escuchando a JiMin removiéndose sus zapatos.

ㅤ— Es tu amigo.

ㅤ— También el tuyo.

ㅤ— Pero es tu mejor, mejor, mejor, mejor amigo. —Juntó sus manos nerviosamente.

ㅤ— Sólo di qué quieres, JiMin. —Suspiró frustrado sentándose en su pequeñísimo sofá.

ㅤ— Pues... ella es compañera de YoonGi... él los presentó. Y ahora no deja de marcarle para reclamarle, diciendo que él sabía todo. —Soltó un jadeo molesto.

(no) estamos enamorados → vkDonde viven las historias. Descúbrelo ahora