Capitulo 6.

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"No te confundas, ellos aparentan lo que ellos quieren que veas".

Mi sentido de alerta se prendió.

Definitivamente si todos eran igual de atractivos, claro que si me vendría a vivir aquí. Al voltear a verlo jamas creí ver tanta hermosura por aquí. Era de 1.75 y eso que mi medida era alta, conflección delgada, realmente pálido, ¿mas blanco que yo? Ja, por supuesto.

Ojos color cafés obscuros, ojos delineados no muy chiquitos, labios un poco gruesos, quijada finita y cuello largo.

Vaya que era hermoso aquella persona, y me estaba hablando, creía que aquí no se hablaban, a menos de que la mujer se acercara o eso decían.

—Disculpe... pero no ha respondido.—Dijo acercándose a mi, por instinto retrocedí.

—Vivo aquí.—Apenas era audible mi voz.

—¿Estas segura?, nunca te eh visto por aquí.—Esa voz, me mata.

—Apenas llegamos hoy.—Susurro era mi voz.

Se acerco mas, retrocedía mas, me intimidaba esta persona, a pesar de que no se que tipo de persona es, nunca había olido a ¿perro mojado? era extraño y a la vez horroroso el olor.

—¿Segura que no eres una fanática?.—Pregunto con cierto enojo.

Seguía acercándose.

Esta vez era inconfundible el olor, apestaba, era horrendo. Dios insoportable, deje de respirar y me aleje de manera rápida pero humana.

—Aléjese, estoy segura que no soy una fanática, ni siquiera lo conozco.

—Eso espero.

—Acaso no tiene a quien mas molestar, déjeme sola, se lo pido.—Dije cortés y es muy extraño de mi.

Me miraba serio, pero no miraba mis ojos sino solo mi quijada, o solo lo que dejaba ver. De lejos pude divisar a Yara venir trotando hasta conmigo, me diviso y troto a mi.

—Von.—Grito.

Vino a mi y miro al señor delante de mi.

—¿Quien es usted y que le hace a mi hermana?.—Pregunto enfadad.

No respondió a la pregunta de mi hermana, me miro y giro para irse, sin mas Yara me miro e hizo una mueca de confusionismo.

—¿Quien era?, ¿te hizo algo?.—Negué en respuesta y asintio.

—Solo que olía raro, ¿no crees?.

—Si, a perro mojado, que desagradable.

—Lo se, ¿Por que olerá así?.

—No tengo idea, estoy segura de que no podría ser humano.

—¿Crees? ¿por que? Me gusto mucho.—Dije bromeado.

—No estoy segura, tenemos que decirle a Gis.—Termino y asentimos.

Sin más, nos dirigimos a nuestra habitación, subimos al ascensor y salimos, caminamos por nuestro pasillo y tocamos la puerta.

—Demonios Ivon, deja de salir.—Dijo una exaltada Sofia, reí por dentro.

—Ya mamá, estoy bien, solo que tengo hambre.—Dije asiendo puchero.

—Si ya vamos, yo también.

—¿Y Gis?.—Pregunte.

—Ella se adelanto, vamos.

—Y la desobediente soy yo.

Salimos de casa y corrimos hasta llegar con Gis quien estaba parada mirando la obscuridad, nos acercamos a ella y agarre su mano, a presiono mi mano: Algo andaba mal.

¡WelcomBack!#2Donde viven las historias. Descúbrelo ahora