Mia
¡DIABLOS!
Se abre la puerta del salón de clases.
–Señorita, Caster. ¿Qué son estas horas de llegar? –me mira con el ceño fruncido.
–Yo, yo lo siento, maestra Adams –digo apenada.
–Que no se vuelva a repetir.
–Sí.
La maestra Adams es una señora de unos cuarenta años que tiene dos hijos, uno que va en el kinder y una niña que tiene un año. Adams es alta, morena, es guapa y trae lentes; lo que más asusta de ella es la expresión que hace cuando te regaña.
Abre completamente la puerta y se hace a un lado. Entro. Todos mis compañeros me miran. Me quedo parada mirando a la clase.
Veo a Cassie, se encuentra sentada con Tobías. Sophie está con Brenda. Louise está con Anne. Veronica con Juliette. Las “mejores amigas” Olivia y Andy. Acabando con Valerie y Melissa. Ellos están en la esquina, ocupando dos filas.
Mmm.
Sigo recorriendo el salón con la mirada, hasta que me topo con Freddie. Está con Gina.
–Señorita, Caster. ¿Piensa sentarse ya? o ¿Quiere quedarse parada toda la clase?
Reacciono, niego con la cabeza. No lo pienso dos veces, y me siento al frente de la cuarta fila que, queda a la mitad del salón. Estoy junto a Andres.
–Muy bien, señores. –echa un vistazo a todo el salón– Como podrán ver, ya se acercan las vacaciones de verano –la clase estalla en murmullos, gritos, festejos y chiflidos–, silencio –dice con calma, sólo la observo– ¡SILENCIO! –grita y todo el salón queda en completo silencio.
Oh.
–Como les decía –continúa la maestra, caminando de aquí para allá–, ya se acercan las vacaciones, pero, también se acercan las evaluaciones –algunos abuchean, ella los fulmina con la mirada, estos automáticamente se callan–. Por lo tanto tendrán que hacer un proyecto, que vale cinco puntos. Ya saben que conmigo es así; el sesenta por ciento es de trabajos y el cuarenta es del examen. Aunque hora va a cambiar un poco.
ESCALA:
EXAMEN: 20%
TRABAJOS: 30%
PROYECTO FINAL: 50%
TOTAL: 100
La maestra acaba de escribir en el pizarrón y se voltea para vernos. Todos se quedan perplejos.
–Señores, espero que lo hagan muy bien, este proyecto representa la mitad de su calificación así que… –va a su escritorio y saca varios paquetes de hojas.
¿Y ahora qué?
Miro a mi alrededor, Gina y Freddie están muy… Juntos.
–Muy bien –alza la voz–. Consiste en un proyecto educativo integral comunitario. Y como esto ya lo hemos visto en clase, supongo que no hay dudas –queda en silencio viéndonos, prosigue–: Este trabajo no lo harán solos. Los equipos estarán conformados por seis integrantes, los cuales yo formaré.
La maestra Adams saca una lista y empieza a mencionar los equipos. Luego de varios minutos se pone más interesante.
–En el siguiente equipo están: Cassie Shannon, Juliette Green, Sussie Freeman, Tobías Eastman, Dean Cooper y Will Hickman.
Pongo atención en el siguiente equipo, ya que no me han mencionado todavía.
–Y en el último equipo están… –le echa una ojeada a su lista y continúa– Melissa Shea, Cory Sutton, Freddie Olsen, Gina James , Matthew Jaffery y…
Que no diga mi nombre, que no diga mi nombre.
–Mia Caster.
Golpeo mi cabeza contra la mesa. El timbre suena, anunciando el cambio de profesores y Adams sale. Algunos de mis compañeros deambulan por todo el salón, otros corren, platican o gritan, haciendo un caos.
–Que suerte tenemos, ¿verdad?
Levanto mi cabeza y, me encuentro con una Melissa sonriendo al ver como Louise acosa a Cassie.
–Ya lo creo –le contesto.
Vuelvo a la posición de antes. Pero, luego me doy cuenta que tengo unas verdaderas ganas de leer. Busco en mi mochila el libro que no he podido acabar.
– ¡Chicos!
Volteo rápidamente a la entrada del salón y ahí, está parada nuestra orientadora, Vanessa.
Vanessa es otra señora, obviamente casada, con cuatro niñas. Es blanca y de estatura normal. Tiene lunares por toda la cara y es muy flaca. Hay veces en las que te trata como a una persona importante, pero hay otras en las que te trata como animal. Todos la odiamos.
– ¡Jóvenes siéntense ya! –grita entrando.
Una vez que todos se sientan y callan, ella habla.
–El maestro Albert no vendrá hoy, ya que tuvo un problema familiar. Entonces me quedaré con ustedes hasta su receso –le echa un vistazo a su reloj y sale del salón.
Todo el mundo se queja, pero en un instante aparece ella de nuevo. Vanessa trae un libro y una taza de café.
–Muy bien, chicos –deja sus cosas en el escritorio y se recarga en este apoyando ambas manos–. Vamos a leer por turnos, se van a parar acá en frente y leerán en alto para todos, ¿entendido? –agarra el libro y lo muestra en alto, Viaje al centro de la Tierra. Qué interesante.
De uno a uno van leyendo el libro, pero la verdad es que nadie está poniendo ni un poco de atención o interés en la lectura. La mayoría está casi durmiendo, algunos están en sus celulares y otros platican susurrando. Apoyo mi cabeza en la mesa, iba a cerrar los ojos cuando el timbre suena. Ya era hora del receso.
En el salón se escuchan las sillas al moverse y platicas de todos al momento de prepararse para salir. Me enderezo y me paro.
– ¡Querida!
–Hola, Cass –contesto sin ánimos.
–Necesito tu opinión –me agarra el brazo y caminamos hacia la salida.
– ¿Qué pasa?
–No sé qué libro comprar.
La volteo a ver con una mirada incrédula.
– ¿Qué? –se encoje de hombros.
Pongo los ojos en blanco y sonrío.
– ¿Entre qué libro te estás debatiendo?
Caminamos hasta la cafetería.
–Entre Allegiant y ¿Jugamos a casarnos?
–Pues… No sabría que decirte porque…
Llega Louise interrumpiendo nuestra plática abrasando a Cassie y casi tirándola al suelo de mármol color coral.
Hablamos en la salida me murmura y se separa de Louise.
