Diario

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Tengo 10 años. De lo que recuerdo me llamo Tony. O es lo que me dijeron en el convento. Desde que tengo memoria vivo ahí, pues los huérfanos encontrados los transportan ahí. Es mucha suerte haber encontrado un libro en blanco en el basurero, de hecho es más suerte encontrar un libro y es mucha suerte encontrar el basurero. Pues era la vía de escape del convento. Suerte porque nuestra terminal de basura está escondida precisamente para evitar fugas del convento.

En el convento conocí a Larry mi primer amigo, que llego a los 8 años. Él es el único que escapó de su casa. El casi nunca piensa, por lo que es lo suficientemente inteligente como para darse cuenta de que no lo es, así que actúa impulsivamente. Hasta ahora lo único inteligente que ha hecho después de irse de casa fue llevarse el anillo de su madre. Sus padres eran ricos, por eso no dejaban salir a Larry. El anillo era (según el) de una aleación de plata y oro con un diamante pequeño incrustado. Otro detalle fue que no fue mi primer amigo.

Digamos que la primera persona que me interesó fue Richard. Más bien lo considero un compañero, gracias a él sentí lo que me ha llevado muy lejos: curiosidad. Él solía preguntarles a los de doce las cosas de afuera. El descubrió que ellos jugaban futbol, pero el convento no contaba con canchas. Ahí se inició el proyecto de hacer una pequeña cancha en uno cuarto de los de hasta arriba. Primero sacaron todo y los muebles los pasaron a lo que era una bodega en donde había más camas y muebles. Era dos de los cuartos de hasta arriba, pues las cuidadoras se cansaban por las escaleras y cerraron los últimos dos pisos para evitar que niños se fueran arriba. Lograron romper cautelosamente la pared para hacer más grande el lugar. Como solo había seis pisos la vía de acceso era por el quinto en donde al final de las escaleras se había hecho una puerta para bloquear el paso. Consiguieron romper el cerrojo y usaron el de uno de los cuartos ahora denominados "cuartos de cancha" para entrar.

Como Richard participó en la obra él podía entrar y salir cuando quiera. Como lo conocí en una de sus platicas con los de doce me invitó a ir. Llegamos al descanso de escaleras del quinto piso y toco 3 veces seguidas y 2 pausadas. Entramos y observe que habían puesto cartón en ese techo para evitar el paso del ruido, subimos las escaleras y el sexto piso ahora todo tapizado por el piso y paredes estaba vigilado por dos tipos de 13 alrededor de una puerta. Cuando vieron a Richard se apartaron y el de la derecha abrió. Estaban preparándose dos equipos de tres integrantes, mientras que se pudieron unas sillas enfrente de nosotros en la pared que daba al otro lado. Observe como jugaban y todo eso de el árbitro y los penales. Sabía que podía contar con Richard para cualquier cosa.

Regresando al momento del basurero, lo primero que vi al estar en el fue como dos tipos me miraban como escudriñando mi vida con su mirada. Estaba en una colina de basura. Me levante y pregunte:

-¿quiénes son ustedes?-. Me volvieron a mirar raro y uno de ellos dijo:

-Soy Sam y él es Christ. ¿Tú quién eres?

-Soy Tony, ¿y ustedes como terminaron aquí?

Me contaron que Sam se había perdido a los 7 años y que Christ o más bien Christofer no recordaba. Les platique que como la única vía de escape era la basura y como no se sabía dónde estaba la terminal me metí con uno de 15 y le dije que para desquitarse me metiera al bote de basura, en donde me quede dormido.Mientras platicaban encontré un libro en blanco, amarillento con líneas azules y rojas.

-¿Que hago con esto?

-No se, es basura como todo lo demás dijo Christ.

-Mejor escribe algo. Algo productivo... ¡Ya se! Escribe sobre ti.-dijo Sam

-¿Pero qué escribo?

-Mmm...- pensó Sam.

-De cómo llegaste a este basurero. Es productivo. Cuando seas famoso podrás venderlo.- Dijo Christ como si estuviera soñando.

Les dije gracias y que me tenía que ir.

-¿A dónde vas? Es muy rápido para irte, quédate un rato.- Dijo Sam, un poco nervioso.

-Debo ir por mis amigos.

-¿Acaso nosotros no somos tus amigos?.-Dijo Christ algo contrariado.

-Entonces vengan conmigo al convento.

Estuvieron de acuerdo y hicimos un plan. Cuando el otro camión viniera a descansar nos treparíamos en su techo y esperaríamos a llegar a la terminal del convento. Cuando llegó nos trepamos y al amanecer partió. Fue la primera vez que vi la ciudad un poco iluminada. Era hermosa su vista. Llegamos en 10 minutos y treparon el muro para que luego me alzaran. Fui rápido a la habitación de Richard. Estaba despierto pensando en sus cosas y le dije lo sucedido. Me contó que cuando abrieran la cancha platicarían con los grandes a ver si podían quedarse en uno de los cuartos del quinto o sexto piso. Christ y Sam estuvieron de acuerdo y en dos horas ya estaban en una de las habitaciones del quinto piso.

Le platiqué todo a Larry y me sugirió escribir todo en ese momento aquí en este diario. Así lo hice.

Cuestión de tiempoWhere stories live. Discover now