II.

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II.

Dando una eventual mirada hacia la ventana, Tsukishima exhaló y volvió a cerrar los ojos, acomodándose sobre sobre el cobertor de su cama. El alboroto en casa de Bokuto había terminado hace unos minutos, y aun así no podía dormir. Ni siquiera sabía si seguía teniendo sueño.

Alargando el brazo hacia un costado, encendió su lámpara de noche y buscó su celular, pero en su lugar, su mano dio con la tarjeta que Kuroo le había dado antes de irse. Tsukishima se quedó quieto un momento, tomando entre sus dedos el pequeño trozo de papel.

La había olvidado, y sólo entonces sintió curiosidad de ver qué decía.

La tarjeta tenía los datos de la tienda, incluyendo un número de teléfono fijo. Kei exhaló el aire retenido y se sentó en la cama, cogiendo su móvil.

3:18 a.m

Se preguntó si él seguía allí o si la tienda ya habría cerrado.

Marcó el número y acercó el celular a su oído. El sonido de la llamada entrante era lo único que se oía en la línea y Tsukishima agradeció mentalmente que no hubiese respuesta, porque ni siquiera sabía lo que iba a decir si alguien contestaba.

Pero exactamente cuando se había decidido en cortar la llamada, pudo oír su voz.

—Nadie llama a la tienda pasada la medianoche, así que supondré que eres .

Tsukishima retuvo el aire y en medio de la vergüenza cortó de inmediato, lanzando su celular a un lado, queriendo creer que no se refería a él, que podía ser perfectamente otra persona. Todo se vino abajo cuando segundos después su móvil comenzó a vibrar.

Era un mensaje de un número desconocido.


«¿Debí haber mencionado que el teléfono de la tienda tiene identificador de llamadas?»


Mierda.

Pasaron los segundos y un nuevo mensaje apareció en la ventana de chat.

«¿Necesitas una entrega a domicilio? No hacemos este tipo de servicios, pero podría hacer una excepción por ti. ¿Qué dices? Te llevo lo que me pidas y me permites besarte de nuevo»

Tsukishima se mordió los labios. Entre avergonzado y nervioso comenzó a escribirle de vuelta.

«No llamé para nada de eso»

«¿Entonces hay alguna otra razón en específico?»

¿Que si había otra razón? Tsukishima comenzó a pensarlo. Ni siquiera él mismo sabía por qué había llamado.

¿Tal vez para agradecerle?

Frunció el ceño. No, por supuesto que no, le había besado en contra de su voluntad. Se sintió como un imbécil sólo por haber considerado esa idea.

«Nada, olvídalo», escribió finalmente.

Y no hubo respuesta.

Kei suspiró, creyendo que tal vez Kuroo captaría que en realidad no había motivo alguno en su llamada y que sólo había sido un error. Durante un instante, se quedó mirando la pantalla de su móvil, pensando que tal vez eso había sido todo.
Sin embargo, hubo un nuevo mensaje.

«¿O tal vez sólo querías hablar conmigo?»

Tsukishima sintió el calor propagarse en sus mejillas, y sus dedos temblaron durante un instante.

Realmente no sabía cómo responder a eso.

Le tomó un rato decidirse, pero finalmente depositó su celular en el velador y volvió a recostarse en su cama, frotándose los ojos con fuerza. Se quedó así un rato, escuchando su celular vibrar otra vez en el mueble junto a su cama, pero no le prestó atención. No supo cuándo, cómo, ni a qué hora terminó quedándose dormido.





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⏰ Última actualización: Jul 21, 2019 ⏰

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