¡Vuelta a Hobbiton!

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En un agujero en el suelo, vivía Bilbo Bolsón.

Un hobbit nada peculiar, que llevaba una vida normal en su pequeño agujero hobbit en la colina de Hobbiton. Eso es si no fuera porque un año atrás desapareció y volvió sin que nadie se lo esperase.

Muchos lo habían dado ya por muerto, e incluso comenzaron a subastar sus cosas:

-El pobre Bolsón no volverá, allá donde se haya ido. Es una lástima que no tenga descendencia, estaría mal que se desperdiciaran todas sus cosas- dijo un vecino inspeccionando los cajones de su cocina. Los vecinos, preocupados y cansados de esperar noticias de él, habían decidido entrar en su casa forzando la puerta, pero Bilbo no estaba allí.

-Os lo dije. Bilbo Bolsón está muerto- respondió con altanería Lobelia Sacovilla-Bolsón, quien se mostraba orgullosa de haber acertado en su paradero-. Y además desde hace bastante tiempo.

-Yo le vi correr hacia el bosque. Dijo algo de que iba hacia una aventura...- comentó Ham Gamyi, un hobbit ducho en la agricultura con quien Bilbo solía tener más confianza.

-¿Ves?- dijo Lobelia-. Se le ha ido la pinza. Seguro que en cuanto salió de la Comarca, algún lobo huargo o alguna bestia del norte se lo comió y hemos estado aquí esperando como tontos a que viniera. – Entonces, se aproximó a uno de los cajones donde sabía que Bilbo guardaba esas preciadas cucharas de plata.- Como bien has dicho, Boffin, sería una lástima que esto se oxidara...

-¡Deja eso donde está!

Todos los hobbits presentes se sobresaltaron. La voz provenía del dueño de la casa: Bilbo Bolsón. Allí en la puerta, se sostenía mientras respiraba entrecortadamente. Había venido corriendo en cuanto vio la larga cola de gente esperando para entrar en su casa, algunos ya con sus cosas sobre sus manos.

-¿No me habéis oído? He dicho que dejéis todo donde estaba. ¡Esta es mi casa!

Lobelia fue la única que dejó de estar boquiabierta ante la aparición de Bilbo después de tantos meses, y se mostró a la defensiva.

-¿Cómo te atreves a irte un año sin dar explicaciones? ¡Hemos pensado que estabas muerto!

-¡Pues ya ves que no! – Entonces se fijó en un vecino que llevaba un cofre en sus manos. Se acercó a él y se lo arrebató-. Y aunque así fuera, eso no os da el derecho de venir a mi casa y arrebatarme mis pertenencias.

Lobelia no era de las que daban su brazo a torcer y siguió encarándose contra Bilbo.

-No estaríamos aquí si nos hubieras avisado o algo.

-¿Cómo quieres que te avise si estoy lejos, no, lejísimos de aquí? A ver, explicadme por qué habéis entrado en mi casa. Boffin.

El nombrado se encogió de hombros, parecía avergonzado de ser partícipe de aquel "allanamiento".

-Pues verás, Bilbo, eh...no sabíamos nada de ti y queríamos comprobar si seguías en casa, así que... forzamos tu puerta....

-¿Forzasteis mi puerta?- susurró.

-...y efectivamente, no estabas aquí... Y ya...bueno...Todos los vecinos empezamos a preocuparnos y fue entonces cuando apareció el subastador.

-¿Un subastador? –preguntó Bilbo atónito-. No me lo puedo creer. O sea, ¿dejo mi casa cerrada porque voy a estar fuera un tiempo y todo lo que se os ocurre es venir y entrar sin permiso como Pedro por su casa? – Bilbo soltó una risa, aquella situación le resultaba imposible de creer-. Esto...esto no tiene lógica por ningún lado.

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