Querida madre...

10 0 0
                                    


Anoche no pude más y tuve que soltarlo. En cuanto abrí la boca ya no fui capaz de detener las palabras. Perdí mi control por unos momentos y lloré y temblé frente a ti.

Te confronté, pero me mostré débil.

Tú me abrazaste, pero fue para que bajara la voz, para que me callara. Y me mantuviste así hasta que yo empecé a autocontrolarme de nuevo.

Por supuesto, no detuve mis palabras, ni siquiera cuando me faltaba el aire ni cuando me dolía el pecho.

Querida madre, anoche te dije muchas de las cosas que había querido decir por años, pero yo no sentí nada.

No sentí ni más ni menos amor. Ni más ni menos odio. Lo sigo sintiendo indiferente. Ése escudo está ahí, y no se va a ir.

Querida madre, anoche me abrazaste como intentando hacer la paz. Ya no hay paz. Yo no fui capaz de devolverte ningún abrazo, nada sincero, nada que me saliera del corazón.

Ya no tengo esos sentimientos por ti, no después de tanto tiempo siendo rechazados.

Querida madre, anoche me dijiste que yo era la fuerte.

Y lo soy.

Lo cierto es que gracias a ti, conocí lo que era ser débil, la vulnerabilidad.

Debido a eso y de que me cansé de ser frágil, tome valor, comencé a hacerme fuerte. Una fortaleza lejos de tu alcance. Inmune a ti.

Querida madre, ya no siento nada por ti. Y siempre estará esa nada ahí.

Ése vacío de amor en mi formación, en mi crecimiento.

Querida madre, anoche me dijiste que ibas a intentar cambiar aspectos de ti. No sé qué tan cierto sería eso, cuales serían tus intenciones. No las sé, no me interesan.

Perdí todas las esperanzas e ilusiones hacia ti. Las perdí con el cariño, las perdí con lo que nunca tuve de ti.

Tu hija,
Barb.

Querido...Donde viven las historias. Descúbrelo ahora