La Diosa de la Luna de Plata

Esta es la historia de Donatello, un joven de 27 años que nació y creció en las costas de Florencia, en la Antigua Italia en una pequeña cabaña deteriorada por el paso del tiempo, dentro de un pequeño campo cerca de la capital; nació un 3 de Agosto de 1841 y desde muy pequeño, fue enseñado e instruido por sus padres, el señor Florencio y la señora Dolcenera, para continuar con el negocio familiar de la agricultura, que había permanecido en su familia por más de 4 décadas.

Donatello aprendió y manejo a la perfección todas y cada una de las actividades de un agricultor con tan solo 9 años, tanto así que el mismo comenzó su propio campo y sus propios cultivos a los 10. Desgraciadamente, sus padres murieron exactamente cuándo Donatello cumplió los 15 años de edad; el señor Florencio perdió la vida una tarde lluviosa de enero de 1856 en su propia casa debido a una infección en la pierna derecha, y su madre 3 años después debido al sentimiento de soledad y tristeza que había dejado en ella la muerte de su esposo y que jamás pudo superar.

Así, Donatello quedo completamente solo y sin más opción que continuar con el negocio de la agricultura, esperando a que algún día, lograra llegar algo extraordinario a su vida; algo que pudiera impulsarlo a algo más grande, algo que nadie hubiese imaginado jamás. Donatello y sus padres siempre se demostraron amor entre ellos, y su desafortunada muerte no fue la excepción. Antes de morir, el señor Florencio dedico sus últimas palabras a su hijo, diciéndole:

-No temas hijo. La muerte es una reacción natural. Vivimos para aprender, conocer y dejar huella en esta tierra con todas nuestras acciones- continuo Florencio -Lamentablemente no podre verte ni acompañarte más en tu camino por la vida de manera física, pero recuerda siempre las últimas palabras de tu viejo: La vida es un tesoro de Dios para la humanidad, de ti depende construir tu castillo de oro o tu orca de la muerte con este tesoro tan hermoso. Y créeme hijo, Dios te reservo un futuro brillante, uno que muchos envidiaran por años y uno que jamás nadie ha visto. No lo descuides nunca-

Después de 9 años, Donatello ya con 27 años de edad, seguía cumpliendo las últimas palabras de su padre y día con día, actuó de tal manera que el recuerdo de sus padres y el fruto de su trabajo no se desvanecieran jamás y así, forjarse un buen futuro. Sin embargo, y aun con bendiciones laborales suficientes, Donatello nunca experimento la amistad verdadera, el amor de pareja o la calidez de la compañía.

Donatello se encontraba en completa soledad; jamás encontró a la mujer ideal para vivir a su lado, nunca contrajo matrimonio con nadie ni tuvo hijos y lo único que poseía tras todos esos años de trabajo arduo y cansado, era: La pequeña cabaña donde siempre vivió junto a sus difuntos padres, un campo de cultivo y una mula que usaba para cargar su producto cuando salía a vender este mismo a la capital.

Una mañana de Febrero de 1868, Donatello se encontraba terminando de arar su campo como acostumbraba hacerlo cada tercer día y preparando su mula con una carreta lista para ir a la capital y comenzar a vender.

Mientras tanto, en la capital de Florencia, a 10 minutos de la cabaña de Donatello, una joven se encontraba caminando por las calles, entre diversos puestos con artículos variados y muy atractivos que disfrutaba observar con interés y curiosidad. La chica tenía el aspecto de poseer 24 años de edad. Mientras caminaba, nadie podía evitar verla pasar; tanto hombres como mujeres, se quedaban impactados y encantados con la belleza de aquella joven, quedándose con la mente en blanco.

La joven después de caminar un tiempo, se detuvo al fin en un puesto de joyas y collares. Observando la variedad de collares, perlas y joyas, finamente detalladas e inspeccionadas, encontró una de entre todas que capturo toda su atención. Un collar de cristal puro y autentico, con pequeños diamantes color rosado y algunos traslucidos que hacían la combinación perfecta junto a un topacio piedra luna tallado fina y delicadamente en forma de luna.