Ese olor a humedad, a antiguo, a acogedor, a familiar. Ese maravilloso tacto al pasar cada una de las hojas, que te hace sentir a gusto, cómo en casa. Ese sensación que te da al sentarte con uno de ellos en las manos para adentrarte en una interesante historia. Esas emociones y sentimiento que te despierta, en cada una de la situaciones por las que pasan los personajes. Esas preocupaciones, esas risas y esos llantos que te provocan y solo tú entiendes.
Esas noches en vela, cuando te aproximas al final y sabes que te va ha ser imposible despegarlo de tus manos y esa tristeza que sientes al acabarlo.
En mis años de vida, una de las cosas que he aprendido, es que los libros forman parte de las primeras cosas de la lista, de las maravillas del mundo. LEE.