Tentación (Marichat)

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La noche se cernía fría y oscura sobre la ciudad de Paris. El día no había ido demasiado bien para nuestro modelo y héroe Adrien Agreste; había amanecido con un dolor de cabeza no demasiado sano para alguien tan joven como él y el añadido de que su "amigo" volvía a estar en acción, gracias al sueño que había tenido con cierta heroína de traje ajustado rojo.

"De nuevo el sueño de siempre" Pensó el joven, levantándose y caminando hacia el cuarto de baño donde se encargaría del problema. No era la primera mañana que amanecía con esos síntomas,  por lo que estaba acostumbrado a levantarse algo más temprano para poder masturbarse y liberar sus oscuros sueños que últimamente tenía con Ladybug.

El joven Agreste salió al poco rato y se vistió con su típica ropa para clases y después de soportar las burlas de Plagg y comer algo solido, se dirigió al colegio como todas las mañanas.

"¿Por que no puedo dejar de pensar en ella? Ay, Ladybug, ojala correspondieras mis sentimientos" Pensaba el joven mientras veía pasar los edificios desde el coche que lo llevaba hacia la escuela. Como Chat Noir podía ser libre, ser como realmente quería ser, sin la mascara que suponía ser Adrien Agreste, tan perfecto, siempre haciendo lo que le mandan,...él quería ser libre para elegir, quería poder amar, quería amar a su lady...

Sus mejillas se tiñeron de rojo al imaginar de nuevo a su lady, sus hermosos ojos azules, su cabello azul oscuro que se movía con el viento,...y su cuerpo, ese precioso cuerpo embutido en el traje rojo que remarcaba todas aquellas curvas, aquellas curvas con las que siempre soñaba.
Si su lady le correspondiera...

No pudo seguir imaginando nada más pues ya había llegado a la escuela y si seguía imaginando volvería a tener que esconderse en el cuarto de baño.

Las clases pasaron como en duerme-vela para Adrien, conversando de vez en cuando y en voz baja con su amigo Nino, y de vez en cuando, se volteaba a mirar a su compañera Marinette, que se sentaba detrás de él.
La chica se comportaba extraña cuando estaba con él, a pesar de que su primera impresión había sido mala ya que ella había pensado que él había pegado aquel chicle en su asiento. Siempre que estaba con ella tartamudeaba o simplemente no era capaz de mirarle o seguirle la conversación. ¿Acaso ella le odiaba? No lo creía pero...

En un momento, sus ojos se encontraron con los azules de la joven, sonrojándose y volteando la mirada rápidamente. Adrien intentó concentrarse en lo que quedaba de clase.

Poco después y como solía ser normal, un akuma apareció para hacer de las suyas controlado por Hawk Moth, casualmente provocado por Cloe, haciendo aparecer a los dos héroes de París. 
Ladybug llegó primero, observando al villano, él cual parecía que podía controlar a los animales para que obedecieran sus deseos. Se supo después que el villano era uno de los cuidadores de los animales del alcalde, que fue cruelmente despedido por la rubia.

-Ella nunca puede mantener la boca callada-Suspiró con pesadez la joven heroína, preparando su yo-yo para detener al villano.

-¿Que tenemos por aquí?-Preguntó con ironía Chat Noir apareciendo a su lado. Él héroe había aparecido como hacía normalmente pero había algo extraño en él y que quería esconder pasara lo que pasase.

-Es momento de actuar, gatito-Dijo Ladybug dándole indicaciones al minino de lo que iban a hacer para detener al villano. No fue demasiado complicado, y gracias al luckycharn y al cataclismo pudieron terminar rápidamente con el problema y liberar, una vez más, a la mariposa purificada.  

Lo curioso de ese día fue que por una vez, Chat Noir no coqueteó con su lady, no podía mantenerse mucho tiempo de pie sin que se notase su erección en aquel traje tan ceñido. No sabía que le pasaba, solo sentía una gran calidez en su parte baja y no necesitaba ceñirse a sus fantasías sobre su lady; por una vez.

Ladybug vio como el gato se escapaba entre los tejados hacia la oscuridad, perdiéndose entre las sombras.  La chica se quedo allí, curiosa por la actitud del minino quien normalmente se quedaba para tomarle la mano o intentar besarla. No es que no se molestara, pero...una parte de ella no podía imaginar su vida sin aquel gato negro. 

Al sentir el pitido de sus pendientes se apresuró a ir a su casa antes de que su transformación terminase. Gracias a su agilidad llegó enseguida a la terraza de su habitación y entró por la puerta que había dejado abierta para su regreso.
Deshaciendo su transformación se recostó en la cama, apartando sus ropas de diario y sustitullendolas por una cómoda camiseta de tirantes y un short muy suave. Escuchó como Tikki le daba las buenas noches y se retiraba con un par de galletas a dormir. 

Marinette suspiró con cansancio, aún pensando en lo que había pasado con Chat. ¿Le había pasado algo a aquel gato tonto? ¿Por que se había marchado así?

Rodó en la cama y se levantó, caminando descalza hacia la terraza y apoyándose en la barandilla. Sus mejillas se sonrojaron al imaginarse de nuevo al guapo héroe en aquel ceñido traje de cuero negro. Negó con la cabeza varias veces y suspiró con fuerza.

A ver...se supone que ella solo podía pensar en su amor platónico Adrien Agreste, él era perfecto, inteligente y habilidoso como el que más, así que...¿Por que estaba pensando en el gato tonto de Chat Noir? Vale, era algo mono y siempre amable pero no se podía comparar con el rubio que robaba sus pensamientos. Bueno, hasta que apareció Chat.

Un sonido fuerte se escuchó a su lado y de repente unos ojos verdes la miraban a pocos centímetros de su rostro sonrojado. ¿QUE HACIA CHAT NOIR ALLÍ?

Chat noir no podía pensar, después de haber huido de la escena, dejando a su lady allí sola, corrió por los tejados intentando inútilmente calmarse a si mismo y a su "amigo", el cual no parecía hacerle ya caso. Sus sentidos felinos se habían incrementado y sus orejas se movían hacia los lados, buscando; no sabía que buscaba pero en aquel momento, se fiaba de sus instintos. 

Un dulce olor le llegó a la punta de su sensible nariz, delicioso como una fruta bien madura y dulce y lo mejor de todo, estaba cerca. Con sus rápidos movimientos saltó un par de edificios hasta caer en una terraza. El olor de flores frescas no ocultaba aquel olor y sus ojos delinearon una silueta junto a la barandilla, reconociéndola como Marinette.    

-¿Chat Noir? -Su voz se escuchó suave y deliciosa para Chat quien no esperó nada y se acercó a ella, haciendo que esta retrocediera hasta el interior de su cuarto.

-Mi princesa-Susurró con voz ronca por las sensaciones que recorrían su cuerpo al poder apreciar el cuerpo de su compañera de clases. El traje ajustado de su lady desaparecía de su mente al fijar la mirada en aquella camiseta de tirantes y en aquel pequeño short que cubría el cuerpo de la chica, quien ya se encontraba contra la pared rosa de su cuarto, junto a las vergonzosas fotografías de Adrien.

-¿Que te sucede?-Preguntó con un deje de miedo la chica. Aquel no era Chat, sus ojos gatunos estaban más dilatados que nunca, brillantes pero a su vez hermosos, como dos joyas. La chica no podía evitar perderse en ellos, ni lo lamentaba. Desde su posición tenía una vista predilecta de aquellos gruesos pero suaves labios masculinos que se curvaban en una sonrisa coqueta, como aquellos mechones rubios caían desordenados,...era masculino y sensual a la vez.

Espera, ¿había pensado que Chat era sensual? ¿Que le pasaba?

-Mi princesa...-Chat acercó el rostro al cuello de la chica, donde se sentía más intensamente su olor-Perdóname...pero no puedo...-No sabía porque estaba hablando con Marinette en ese momento, ni sabía porque su cuerpo respondía así, ni porque estaba recorriendo con sus labios aquel fino cuello de porcelana.

Marinette gimió en cuanto sintió aquellos labios recorriendo su cuello, en un principio quiso apartarlo pero luego, cuando él mordisqueó levemente un punto, ella gimió, haciendo sonreír al gato.

-C-Cha-t

Aquel gemido había salido de sus dulces labios, haciendo perder la cabeza al minino quien lo tomó como un signo de que podía continuar y subió los labios de nuevo, moviéndose hasta la mejilla.

Sus ojos se encontraron de nuevo con los azules de la chica, quien ya no podía estar más roja y el gato quiso aullar a la luna por su suerte.

El lado salvaje de Chat NoirDonde viven las historias. Descúbrelo ahora