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Después de haber muerto Jenna en ese trágico accidente de avión, Tyler se había ausentado de todo: su familia, amigos, su trabajo, fans, su vida.
Se mudó a una pequeña casa a las afueras de Coulumbus después de las vacaciones autorizadas por la disquera, compro un colchón, un televisor, una caja con libros viejos de segunda mano, y discos de música.
Al tiempo después adopto un perro que andaba perdido; le recordaba a él.

Las noches eran las más difíciles para Tyler, era imposible llorar por su ausencia. Toda esa tristeza y preocupación hizo que él dejara de salir.

-Tienes que pedir ayuda- Le dijo su madre cuando lo miro con el cabello y la barba tan larga que podría hacerse una coleta.
Al principio se negó, mentía y decía que estaba bien, que pronto volvería a retomar la música y su vida, pero no era así.
Habían pasado seis meses ya, y Tyler no llevaba ningún avance.
Ni las ganas de tener alguno.

Cuando la psicóloga Collins lo visitó junto con su madre, no se sorprendió, sino más bien le dio pena.
Sabía que necesitaba ayuda, sabía que necesitaba olvidarla, pero no quería.
Después de platicar a solas con ella, accedió a ir a consultas cada cierto tiempo. Pero eso realmente no le ayudaba mucho, no le interesaba aunque fuera.
La necesitaba a ella.
Pero no estaba, ni volvería a estar.
Muchas citas, muchas horas. Nada servía si él no quería.
Cuando la primera crisis llego, él estaba en casa de sus padres, tomando chocolate caliente.
Todo ese día se había sentido triste, sentía como el corazón le golpeaba el pecho y le hacía temblar todo el cuerpo, sus ojeras habían crecido ese día al no poder dormir, no tenía ganas de hablar y lo único que movía eran sus dedos al son de una canción sin tocar ni escuchar.

Primero su brazo izquierda se adormeció, después la pierna derecha. Trata de despertar sus extremidades golpeándolas, pero no logra nada. Y eso lo hace desesperar. Siente el corazón golpear con más fuerza, y su mano derecha empieza a temblar  y esto le genera unas ganas tremendas de golpearse la cabeza.
Y lo hace; una y otra vez.
Y no para.
Se jala el cabello y logra arrancarse unos cuantos, aprieta su cara y las uñas le quedan marcadas. Pequeñas gotas de sangre se asoman en esas líneas delgadas. Y las lágrimas corren sus mejillas, y las de su madre también.
Y lo último que recuerda ver fue el sufrimiento en los ojos de ella.

Despierta llorando en su habitación, en la que había sido feliz de pequeño y su adolescencia, a su lado está su hermana, Madison: En sus ojos hay  lágrimas a punto de salir, pero también hay una bonita sonrisa bien formada en su rostro. Era una de sus personas favoritas, después de Jenna.

Después de eso había decidido ir a las terapias por su cuenta, con ganas de no ser una carga emocional para su familia. Y entonces la conoció a ella.

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⏰ Última actualización: Aug 19, 2016 ⏰

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ABRÁZAME (Tyler Joseph) Donde viven las historias. Descúbrelo ahora