Me había acabado casi la mitad de la cajetilla de cigarrillos y me maldije por dentro, estudiaba medicina y sabía lo malo que eran los cigarrillos, mi padre era un adicto a esto y no dudo que halla muerto por esto, de seguro sus pulmones tenían una gran nube grisácea a punto de negro.
— No me gusta que fumes mucho Beth — dijo esa voz de Nikolaj detrás de mí.
— pero a mí si me gusta — le respondí altanera y le dí otra calada al cigarrillo, seguido dejé salir el humo que se fue esfumando poco a poco con el aire. Niko dió un largo suspiro y se posó alado del auto con sus manos metidas en sus bolsillos delanteros del pantalón negro y tallado que tenía. Estaba realmente sexy así.
— así que esto es tu asunto importante, dañar tus pulmones — su voz era seria y severa, aparte de que estaba enojado por su ceño fruncido, me estaba reprimiendo.
— ya terminé mi asunto importante, solo quería relajarme a la antigua — le mentí en un tono que debía resultar exitoso.
— deja de mentir Beth, siempre estuviste aquí acabandote esa cajetilla de cigarrillos — dijo un poca más fuerte.
— ¿Me seguiste? — mi voz también fue fuerte y acusatoria y le volteé a ver. — ¡No tienes ningún derecho a seguirme, solo los guardaespaldas que me otorga Dominik tienen ese derecho! — le grité molesta tirando el cigarrillo y luego me bajé del capote y lo pisé para que se apagara. Me dí la vuelta dispuesta a subir a mi auto, pero Niko me tomó del brazo asiendo que me detuviera.
— ¿por qué demonios estas así? — preguntó confuso y con un movimiento rápido me solté de su agarre.
— no es de tu incumbencia — le Murmuré enojada y abrí la puerta de mi auto, antes de subir sentí el brazo de Niko rodear mi cintura evitando a que me fuera.
— si es de mi incumbencia — me dijo y sentí como en mi estómago millones de capullos libraban a millones de mariposas que empezaban a aletear dentro de mí.
— sueltame, alguien nos puede ver — le dije nerviosa.
— no me importa quien nos vea — dijo y yo sonreí irónica, ¿y no le importa si nos ve Alexandra?
— ¿y tu querida Alexandra? ¿No te importa que nos vea ella? — le pregunté y él fruncio el ceño como entendiendo algo.
Me atrajo más a él y pude sentir su olor varonil único de él, su pecho aún estaba igual, fuerte e imponente, todo de él hacia que mis sentidos se nublaran y una corriente de deseo corrió por mi cuerpo.
Una sonrisa divertida se dibujó en sus labios y yo frunci el ceño.
— ¿por eso estas así?, porque éstas celosa — dijo y frunci aun más él ceño y le golpe él pecho alejándolo de mí, pero como era de esperarse fallé y el me pegó más aún a su cuerpo, sonrió sacudiendo la cabeza negativamente y podía sentir su pecho vibrando por su risa, coloco un mechón rubio detrás de mi oreja y después hizo que mi mentón se levantara y le viese a los ojos.
— ¿cuantas veces no te dije que no te casarás Beth, cuantas veces no te dije que me divorciaría? y así tu y yo podíamos estar juntos — dijo con voz dolida y no pude evitar las lágrimas caer por mis mejillas, sorbi mi nariz y pude sentir los espasmos del llanto mientras limpiaba las lágrimas con mi mano. Nikolaj sonrió al verme llorar como una pequeña y me obligó a sentarme en el asiento piloto, él se estaba alejando de mí y temí a que se fuera y me dejara, logré alcanzar la manga de su chamarra negra y se detuvo.
— no te vallas — le dije con voz quebrada y el sonrió, su sonrisa me estaba matando.
— iré por un pañuelo — murmuró y se acercó a mí dándome un beso en la frente pero evité a que se volviera a ir. Lo abracé lo más fuerte que pude y el solo sonrió otra vez.