Si cualquiera dijera que las personas que quedaban en aquel bar escondido del mundo, hace unos minutos se veían jóvenes y llenos de energía, Loick no le hubiese creído. El lugar se encontraba casi en silencio excepto por algunos quejidos y murmullos de la gente ebria tirada en el suelo, recostada sobre la mesa o en cualquier lugar aleatorio, parecía una escena del crimen. Loick sabía que no lo era, tristemente estaba acostumbrado a esta clase de situación, el frecuentaba este tipo de bares casi todas las semanas a estas horas de la madrugada, no bebía, él no venía a eso. Su hermana sí, su hermana lo hacía todo el tiempo, y él siempre terminaba yendo a recogerla.
Miró superficialmente a los cuerpos felizmente agonizantes tratando de localizar a su hermana. "Vestía una camiseta roja sin mangas y pantalones ajustados negros" se recordó a si mismo. Había tenido que acostumbrarse a memorizar la ropa de su hermana cada vez que la veía salir de casa, para evitar confusiones. Divisó una figura parecida a la descripción en su cabeza, un cuerpo acurrucado bajo una mesa, correcto, allí está Lila. Se arrodilló junto la mesa y alargó la mano para despertar a su hermana cuando oyó un ruido. No, un sonido. En realidad...una melodía.
Una dulce melodía de guitarra que provenía del antes vacío escenario del bar. Loick se levantó y observó a un chico de mediana estatura con el cabello cobre revuelto, los ojos cerrados y una expresión de profunda concentración, tenía los delgados labios fuertemente apretados en una linea, hasta que comenzó a cantar.
Yo soy el aire déjame flotar
Yo soy el agua déjame fluir
No tengo miedo a fallar
No tengo miedo a morir
Fue como un susurro, Loick se sintió extrañamente sobrecogido, con sentimiento desconocido en su pecho, todo por aquellas palabras pronunciadas tan delicadamente, su voz era liviana, un poco raposa, como si estuviera resfriado, como si fueran sus últimas palabras.
Déjame, que en mi sueño floto
Digo déjame
Pero no quiero estar solo
Oh, oh, no importa si me rompo
Déjame, no importa si lloro
Oh, oh, déjame
La canción tomó un ritmo un poco más rápido en ese momento, el chico apretó aún más sus ojos cerrados, que al igual que su canto tomaron una expresión de profunda angustia. Entonces al terminar el coro, la canción volvió a su ritmo pausado.
Soy la lluvia, a punto de caer
Soy el fuego, a punto de incendiarme
No tengo miedo a que pueda doler
No tengo miedo a quemarme
Déjame que en mi infierno gozo
Digo déjame
Pero no quiero estar solo
Oh, oh, no importa si me rompo
Déjame, no importa si lloro
Oh, oh, déjame
Oh, oh, déjame, déjame
Déjame...
El chico de los cabellos cobrizos terminó su canción poco a poco dejando que la melodía en su guitarra muriera lentamente. Cuando finalmente lo hizo, tomó aire y abrió los ojos, encontrándose directamente con los de Loick.
-Eso fue grandioso-dijo Loick sin poder contenerse.
Loick no era un sentimental, al menos no creía serlo, sin embargo la música siempre había sido algo que, dependiendo de la canción, calaba profundamente en el rincón más escondido de su ser, y esta canción había sido una de aquellas que lo lograban.
-Yo...no sabía que quedaba alguien vivo por aquí-el chico lo miró casi con desconfianza mientras abrazaba su guitarra.
-No quería molestarte, solo venía a recoger Lila, a mi hermana.
Loick se sintió incomodo al darse cuenta de la peculiar situación en la que se encontraban, pero aún sabiendo eso, no quería dejar de hablar con aquel chico, no quería terminar con el que tal vez se acababa de convertir en el momento más mágico -por no decir el único- de su vida.
-¿Es ella?-preguntó el músico apuntando con la cabeza a la inconsciente mujer bajo la mesa.
-Si...¿Cómo te llamas?
-Colin ¿Tú?
-Loick.
-¿Loick? Jamás he escuchado ese nombre en mi vida.
Colin dejó de abrazar su guitarra y la dejó junto a él al sentarse en el escenario. Loick interpretó esto como que también estaba interesado en hablar con él, lo que lo alegró más de lo que quiso admitir a sí mismo.
-Es un nombre muy común.
-Pues yo no lo he escuchado nunca. ¿Tú hermana se llama Lila?
-Si, así se llamaba nuestra madre.
-Es un bonito nombre.
-Tú canción también lo es ¿Tú la escribiste?
-Escrita, compuesta e interpretada por Colin Waves-el chico subió el mentón en un cómico gesto de prepotencia, aún así se mostraba un poco cohibido al hablar de su música- Yo jamás le mostrado mi música a nadie que no sea mi padre y los borrachos zombies de este bar.
-Pues es una suerte que mi hermana sea una borracha zombie o jamás hubiera podido escucharte-Loick dijo aquello con un tono de broma, aunque su sonrisa oculta la verdadera tristeza que le producía la condición de su hermana- ¿Cómo es que tú estás aquí?
La respuesta de Colin se vio interrumpida por un sonido gutural proveniente de debajo de la mesa, Loick observó algo avergonzado como el cuerpo de su hermana empezaba a moverse y esta intentaba levantarse, dándose un golpe con la superficie de la mesa para luego terminar nuevamente en el suelo mientras se quejaba.
-Tengo que llevarla a casa-se disculpó Loick yendo a ayudar a su hermana a levantarse.
-Claro, que te vaya bien-Colin sonrió.
No era una sonrisa de lástima como en un principio pensó Loick, tampoco de diversión o de burla, era una sonrisa cariñosa que sin querer se grabó a fuego en el corazón de Loick, al igual como su mirada emotiva e intensa se quedado grabada en el de Colin.
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Colin y Loick (Boys' Love)
Teen FictionTodo empezó con una canción. Sus corazones latieron al mismo ritmo por tres minutos con treinta y cinco segundos. Y al minuto cinco de haberse conocido ya creían que volver a verse sería un milagro. Un milagro que ocurriría de manera inesperada. Al...