Un chico con veinte años ya cumplidos escapa de su pasado y anterior vida, cruzándose de una manera muy inusual con una joven estudiante de preparatoria.
Ambos tienen secretos y un mal pasado.
¿Pero quién tendrá más secretos que ocultar? ¿Quién...
Alguien había llegado, y supuse que era el chico de la fiesta de quién se trataba. Me quedé en absoluto silencio para escuchar cada palabra. Pero antes de eso, me cambio de lugar.
Escucho claramente la voz del chico de la fiesta. Hablan sobre la casa y supongo que se ha sorprendido al saber que vive sola. Hasta aquí alcanzo a escuchar los planes de aquel hombre, y por obvio, quiere aprovechar que la casa está sola.
Me escondo para evitar que Brooke me mire. Pues ha regresado a su habitación para terminar de arreglarse.
No quiero estar aquí y escuchar con claridad todo lo que hacen. Ver al tipo manoseándola por todas partes y por cada rincón me enfurece.
Él debe saber que ella está loca por él y es por eso que debe aprovecharlo todo. Sí el empieza, sabe que Brooke no le dirá que no, y a decir verdad, eso no me agrada.
Decidido a hacer algo al respecto, me quito los zapatos, me desabrocho el pantalón y me quito la playera y me revuelvo el cabello. Al terminar, salgo en acción.
Bajó las escaleras.
-Bebé- digo yendo a la cocina. Sé que el tipo se ha levantado del sofá y está confundido al verme casi desnudo y despeinado en su casa, sabiendo ya que vive sola. –Oh, eres tú- me dirijo al chico alto de ojos grandes y azules. Está desconcertado. Sonrío.
-¿Eres el chico de la fiesta?- pregunta
-El mismo- guiño un ojo –Por lo que veo, va a salir contigo después de haberme invitado específicamente aquí, en su casa, donde no hay nadie y pasan muchas cosas todos los días- vuelvo a guiñarle, más que confundido está enojado. –A decir verdad, lo hace muy bien. Y te diré que me devuelvas a mi chica temprano- esbozo una sonrisa, sé que eso lo cabreará aún más.
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Inmediato, ella sale a nuestro encuentro. Hermosa como siempre, con jeans negros ajustados a sus piernas largas y delgadas, botines café y una cazadora verde militar.
-¿Qué pasa aquí?- su voz es débil, casi un susurro.
-Nada, amor. Le dije que te trajera temprano porque estaré esperándote en la cama donde la magia pasa- le doy un beso en la comisura de los labios. Deseando aún más.
No sé qué prosigue después, solo me voy al cuarto de huéspedes y aguardo a que ellos se vayan. No quiero dejarla con ese tipo, sé que solo la quiere para una noche de "diversión" y eso me molesta. Me molesta demasiado.
Atrapado en aquellos pensamientos, atrapado en la imagen de mí mismo, viendo a Brooke, tan sensual, con ese top, con esa falda, con sus hombros y piernas desnudas... siendo tocada por todas partes por ese tipo... es realmente odioso. Saber por una parte que ella lo disfrutaba... atrapado en esa imagen, observándola desde lejos sintiendo el placer por ese hombre, es repugnante y... doloroso. No me doy cuenta que se han ido, porque no es así, ella regresa y me mira echa una furia.
-¿Por qué carajos hiciste eso?- sus ojos me debilitan.
-Solo quería divertirme un rato, es aburrido estar encerrado- digo inexpresivo.
-Cuándo vuelva te quiero fuera de aquí, o yo misma te sacaré a patas- me fulmina con la mirada, se que lo dice enserio.
Después de su salida, no dejo de pensar en qué; probable y sea él que sí se acueste con ella, que la pueda acariciar y besar... Y si yo sigo aquí, verla hacer cosas con él será un golpe muy bajo.
Pienso en su amenaza de hace minutos. Puede que ya no tengo un techo, cama y comida tres veces al día, sin mencionar las incontables veces que merodeo por la cocina buscando algo que comer.
Me visto y salgo con mi nueva motocicleta. El viaje que me depara no es largo, simplemente el lugar a donde estoy destinado a ir, está oculto. Al igual que yo.
Entre árboles es menos visible, pero me sé ya el camino después de varios años visitando de vez en cuando el lugar.
Era una pequeña cabaña arriba de un viejo árbol que es rodeado por muchos más, tanto jóvenes como viejos. La cuerda está atada y camuflada por entre algunas ramas, tiro de ella y subo. La pequeña cabaña era un cubo, no tenía más que un tragaluz pequeño arriba. La luz de la vela que salía por el hueco, se perdía con la luz de la luna.
-¡Ian Nelson! ¿Qué hay hermano? - dice el chico de cabello oscuro. Nos damos un apretón de manos ayudándome a terminar de subir.
-¿Podrás ayudarme con algo?- digo sin rodeos. El chico cuenta y mete en una bolsa los paquetes de dinero.
-¿Más dinero? Nos lo acabaremos muy rápido así hombre, y más si se trata de impresionar a una chica, eh- carcajea.
-Lo que pasa es que, puede que cometí un error, solo quería divertirme, pero me pase de la raya. Supongo y... creo que a su regreso me echará-
-Eso suena grave- sigue guardando todo el dinero –Podrías quedarte aquí y jugar todos los días al perro guardián que cuida los huesos- vuelve a sonreír.
-¿Me aceptas?- lo miro no tan confiado.
-Claro, eres mi hermano- me da palmadas en el hombre. –Dominic Summers- agrega carcajeando.
-Oye ¿Sabes? Hasta tú te hubieras cambiado nombre, sabes que no podemos decir nada- le guiño.
-Lo sé, Ian. No podemos decir nada- su sonrisa se borra.
-Todo eso cambiará, solo deja ver qué puedo hacer- no me dice nada, solo sigue contando.
-Por cierto, alguien vino a dejarte esto- me da un sobre. No entiendo, podría ser una carta oh bono de parte de los otros chicos.
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-Gracias, te veo mañana o en unas horas- le doy palmadas y me bajo.
Había dejado mi moto escondida unos metros antes, cerca de la carretera. Sin tener fuerza de voluntad, abro el sobre.
Ian Nelson:
No creas que te has librado de mí. ¿Cuánto tiempo piensas ocultarle la verdad a la chica? Si tú piensas que no es tan malo ¿Por qué no decírselo?
Tu absoluta y completa libertad si dices la verdad, oh la matas.
Si la matas, prometo darte una cuarta parte del dinero y saldrás completamente limpio. Sin tener que esconderte y evitar más problemas.
Tú decides.
Contengo la respiración al ver mis únicas opciones. Al notar que aún no puedo estar tranquilo, al notar que, a pesar de lo que pasó hace unos meses, y de estar oculto y lejos, saben que sigo vivo.
