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Había pasado ya casi un año de que finalmente salí de aquella relación tóxica en la que me encontraba sumido, y mirando hacia atrás me sentía bien de haber salido de ese pozo, me pude dar cuenta a tiempo de que esa relación me hacía más mal que bien. Ya no la amaba, ya no la quería, ya no la extrañaba. Sin embargo, en el tiempo reciente, han venido a mi mente imágenes de momentos que vivimos juntos, momentos de los buenos que tuvo aquella relación. Recordaba lo bien que me sentía en sus brazos, lo dulces que eran sus besos, lo tersas que eran sus caricias. Pero yo sabía que todo eso no significaba nada, puesto que su accionar conmigo muchas veces no correspondía con estas demostraciones de afecto. Sin embargo, por alguna razón, sentía cierta nostalgia. Pero no era nostalgia por ella, si no por el acto en sí. Sentía nostalgia de tener a alguien a quien abrazar, a quien besar, a quien acariciar, a quien darle mi calor y que me diera el suyo. Sentía nostalgia de tener a una persona a quien supiera que podía demostrarle plenamente mi cariño, y que lo correspondiera sin sentirse incómoda. Sentía nostalgia de la cercanía, del sentir el latir del corazón del otro. Y quizás por eso me acerqué de forma muy apresurada a quien me diera aunque sea, parte de eso, y aunque sea sólo por compromiso, o por buena onda, si se quiere. Sentía nostalgia de algo que siento que siempre me faltó. Sentía nostalgia de sentir que alguien me demostrara su afecto sincero. Sentía nostalgia de que alguien, quien fuera, tan sólo con un abrazo, un beso y una caricia, fuera capaz de rearmar las piezas del rompecabezas de mi ser. Sentía nostalgia, y sentía que siempre la sentiría, que no volvería a experimentar algo así...

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⏰ Última actualización: Aug 20, 2016 ⏰

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