La Carta Del Poeta Ouditus

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La carta de Iván que había recibido, me anunciaba algo realmente importantísimo que me hizo cambiar de planes en solo minutos; resumiendo las cosas, estoy de viaje, estoy en busca de la verdad, en busca de Percival, el poeta. Esa carta que había recibido, me anunciaba que Percival había huido a un pueblo que estaba a dos mil quinientas tres millas de mi ciudad, hice el viaje en avión, aun me quedaba dinero de las ventas de los libros, la despedida de mis padres fue lo más duro del viaje, jamás he estado tan lejos de ellos, es como ser enterrado vivo bajo tierra por un tiempo.

Ya no tenía tanto miedo de encontrar al poeta, Iván me había explicado cómo fueron las cosas, todas las cosas que no tomaron en cuenta los que lo culparon. Percival, ya no salía con esta chica, habían pasado ocho meses que habían terminado cuando la asesinaron, ella le enviaba cartas siempre, habían estado conversando así durante un mes, y la última que recibió fue una de Percival diciéndole que esa tarde estaría en su casa aceptando la cita que ella le propuso, fue suficiente para inculparlo por su muerte; los investigadores encontraron todas las cartas guardadas en su armario, y el único que pudo estar con ella esa tarde era Percival, y no había ningún testigo que dijera que él no había estado allí esa tarde, hasta ese día. Iván, me contó casi todo, él había estado con Percival esa tarde, pero lamentablemente el quedó imposibilitado a contar toda la verdad, debido a que había sido intimidado por el mismo asesino, este lo obligó a citarlo también esa tarde, convenciéndolo que se quedara con el toda la tarde, sin errores, pues el consideró que era mejor a que se quedará con el que con Clementine, su actual novia entonces, para que la intimidada no fuera ella, Iván ignoró todo lo que iba a pasar, creía que solo usaban ese engaño para poder usurpar su casa mientras él no estaba, nunca creyó que llegaría a tanto. Percival huyó porque también comenzó a recibir amenazas de muerte para Clementine si no huía, él se marchó un cuatro de abril, la misma fecha en que yo lo conocí, el poema era para Clementine porque la dejaba, la dejaba para siempre.

Al llegar a Seahow, el pueblo que estaba cerca donde se encontraba Percival, le escribí una carta a papá diciéndoles que los extrañaba mucho y que el viaje había ido de maravilla, no le conté sobre el robo de las maletas que me hicieron al tomar un taxi hacia el hotel, porque sabía lo preocupado que se pondría y me obligaría a regresar. Estando en el hotel me instalé en uno de sus cuartos del tercer nivel, me aburrió estar encerrada toda la tarde organizando las cosas así que bajé al salón de juegos que tenía en el primer nivel, no quería beber esa noche y el salón de juegos se miraba más divertida que la barra, que parecía una clínica psicológica, todos se desahogaban mientras bebían.

Esa misma noche conocí a un chico en el salón de juegos, un chico de unos dieciséis años, pudo haber sido la inspiración de muchos libros para el poeta Percival, él estaba hospedado con sus padres en el hotel, y se había salido de la habitación porque ellos estaban discutiendo y ya no soportaba más la situación, me contó que tenía problemas en el colegio y lo había dejado, cosa que molestaba mucho a sus padres y hacía que discutieran todo el tiempo, planeaba regresar a estudiar cuando las cosas se calmaran, mientras tanto había aprendido a ser autodidacta, leía todo tipo de libros y eso le hacía darse cuenta que sus profesores desconocían muchas cosas y estaban incapacitados para enseñarle, al final el salón de juegos terminó siendo una barra para menores de edad, porque me contó muchos de sus problemas que tenía con su novia, sentía que todo lo que había con ella era verdadero y eterno, pero aun así se sentía muy solo.

— Ella va a fiestas, tiene amigos, tiene muchos pretendientes, su familia es estable — dijo el chico — ¿pero que tengo yo? Solamente tengo libros, mis padres discuten todo el tiempo, mamá siempre se queja de todo y me siento responsable de eso por no poder hacer nada, mis hermanos se ocupan de lo suyo, y no es que yo tenga un problema disocial, simplemente es que soy un lector empedernido, como un borracho a su cerveza, los libros me hacen bien, me dan oportunidad de vivir de otra manera, como el gato con sus siete vidas, yo tengo cientos, pero aun así me siento solo, porque no puedo medrar a la sombra de ningún libro, esta es mi vida, y estoy solo.

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