Crónica de una fugaz noche de verano

190 20 16
                                    

Salgo a la terraza para contemplar el ancho mar, como en calma deslumbra el reflejo de la Luna y como entre el suave sonido del lejano oleaje y la leve brisa que mece las palmeras, se crea un mundo nuevo dentro de mi terraza. Ignorando las vistas me tumbo en el frío suelo, con el único objetivo de contemplar aquel irrepetible cielo estrellado. La belleza de aquella velada de verano sólo era comparable a la de la mujer de la que quedé prendado en cierta ocasión. Y recordando aquella amarga experiencia, no fui capaz de contemplar lo insólito que estaba ocurriendo en aquel efímero momento.

En un instante, el oscuro paisaje fue sustituido por mil colores explotando, fugaces destellos de color inundaban el cielo y gracias a ello una melancólica expresión facial se convirtió en una sonrisa. Dejé mi mente en blanco para poder disfrutar de aquel semejante y corto espectáculo. Quise que aquel momento durará toda la eternidad, pero para mi desgracia, cesó en un momento, aquel breve momento de luz, volvió a ser una profunda y sombría noche, así, con todo su esplendor y grandeza. Seguí con la mirada fija en el Horizonte marítimo unos minutos más. El sonido del mar, su armonía y su serenidad, eran la banda sonora de esta primera escena "de cine"

Alma de Poeta; Crónicas EfímerasWhere stories live. Discover now