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Mi reloj marcaba las 11:00 Pm, si bien recuerdo que hace 2 horas me levanté de la acera, fui a la casa de mi padre en bus, que al llegar miré por la ventana y vi como papá estaba tan feliz de estar con su nueva familia.

Estaba a punto de tocar la puerta, pero no quería interrumpir, tenía pensado en pedirle ayuda, pero luego de verlo por la ventana, decidí no destruir su felicidad y resolver todo por mi cuenta.

Tomé mi antigua bicicleta, la cual estaba llena de polvo y telarañas; la limpié y después pedaleé hasta llegar a la casa de María.

Ahora mismo estoy parado enfrente de la puerta, intentando entrar, sin tener ninguna llave.

Todas las ventanas estaban cerradas y aseguradas.

Quería entrar para encontrar alguna pista sobre donde estaba María, pero me sentí defraudado ya que no sabia que hacer, me estaba yendo.

Cuando estaba cerca de la acera, volteé para ver la luna y a lo lejos vi que había una chimenea en él techo.

Justo al lado de la pared había una escalera apoyada, entonces fui corriendo tras ella.

La tomé y subí.

Ya en el techo, escuche unos chillidos en la chimenea, entonces me asomé y susurré... 
Hola, ¿hay alguien ahí?— de pronto salió una horda murciélagos, por mi suerte se fueron por el lado contrario sin hacerme daño.

Bajando cuidadosamente por la chimenea, me encontré con una sala muy elegante.

Entonces empecé a investigar todo él lugar.

Y me di cuenta de que había solo un retrato en una de las 4 paredes. Me acerqué ya que me llamo mucho la atención, porque se veía a una familia unida, pero me sentí incómodo, ya que él vidrio del retrato estaba roto, es como si alguien lo hubiera golpeado a propósito.

*riing*

De la nada, se escuchó timbrar un celular.

Me quede en silencio, para lograr escuchar de donde provenía tal sonido.

*Riiiiing*

Al lado de un sofá, en una mesa con un florero se veía algo que iluminaba entre tanta oscuridad.

*RIIIIIIIING*

Al acercarme y ver que en la pantalla de un IPhone 5 que era el que vibraba, se mostraba la foto de un hombre y un nombre que era «Travis».

*RIIIIIIING*

El cuerpo de aquel hombre se veía que tenía muchos tatuajes e incluso un piercing en los labios.

*RIIIIIIING*

*RIIIIIIING*

*Silencio*

No contesté hasta que dejó de llamar.

[...]

*RIIIIIING*

*RIIIIIING*

De pronto empezó a llamar alguien más  que parecía no estar registrado en la agenda de aquel celular, ya que salía como «Número desconocido».

*RIIIINNNNG*

*RIIIINNNNG*

Pensé en dejar que siga llamando y no contestar para que colgara, por lo que me asomé a la ventana.

Al mirar a través de ella, las luces de una de las habitaciones de la casa del vecino, se encendían y apagaban, que parecía que alguien trataba de darme una señal.

Entre las cortinas de una de las 3  ventanas vecinas que estaba cerrada, se veía una mano que sostenía un cartel que decía «Contesta si quieres recuperarla».

Acercándome a la mesa, tomé el móvil y contesté.

¿Hola?— pregunté contestando.

¿Cómo te llamas?— preguntó aquel vecino.

Al menos responde a mi hola ¿no?— respondí en tono de broma.

*Silencio*

Vale, mi nombre es Alex— respondí —¿y él tuyo?— pregunté.

Fernando— respondió aquel vecino que me miraba por él agujero de una de las cortinas.

¿Porqué querías que contestara?— pregunté.

Para charlar— respondió.

Mira, estoy ocupado, tengo cosas importantes que hacer, charlaremos luego— recalqué.

Bueno, si no quieres saber a donde se llevaron a tu noviecita, esta bien, sigue— respondió.

¡Espera, espera, espera... ¿Cómo sabes que se la llevaron?!— pregunté —Y no es mi novia— respondí presionando un cojín del sofá.

Lo , porque vi todo desde aquí mientras estaba practicando con mi violín. Cuando vi que te empezaron a golpear, llamé a la policía y grabé todo lo que hicieron hasta que se marcharon— respondió.

¿Podrías mostrarme aquel vídeo?— pregunté.

Tendría que ir para allá, ya voy— respondió Fernando.

Pero la puerta esta cerrada y no tengo llave— respondí mientras mordía mi brazo suavemente.

Tal vez tu no, pero yo si...— susurró mientras colgaba.

¿Qué?, ¿hola?— pregunte, me di cuenta de que había colgado y guarde el celular en el bolsillo derecho de mi jean.

Al ver que en unos minutos la puerta se abrió y entró un chico que parecía de 13 años, quien se sentó en él sofá.

Fernando— susurré.

De seguro te preguntarás porque tengo una llave de esta casa, ¿cierto?— dijo Fernando.

Tal vez...— dije algo desconfiado.

En ese momento, alguien estaba intentando abrir la puerta.

Fernando me hizo una señal de que me escondiera detrás del sofá.

El Diario de DylanDonde viven las historias. Descúbrelo ahora