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Estando detrás del sofá, miraba hacia la puerta, ya que tenía mucha ventaja de que no me viera por lo que había más oscuridad ahí atrás.

Sentí que alguien había puesto su mano sobre la mía. Al girar mi cabeza hacia la izquierda y mirar quien era, ví que Fernando era quien la había colocado ahí.

¡Hey, Fernando!— susurré.

No hagas mucho ruido, ¿qué sucede?—preguntó mientras miraba hacia la puerta.

—¿Acaso tú eres...?— le susurré al oído.

Inclinó su cabeza, miró su mano y la quitó en ese instante.

—¡NO!— gritó Fernando con vergüenza.

Al parecer un hombre ebrio entró por la puerta gracias al grito.

Ups...— susurró Fernando sonriendo con culpa.

De la nada el hombre empezó a golpear y gritarle a la puerta.

—¡Hey tú-u!— dijo señalando a la puerta con un dedo —¿¡Te atre-v-viste a mii-rarme feo!?— grito añadiendo un ceño fruncido.

El hombre le lanzó la botella, la cual reventó y cayó en pequeños trozos de vidrio por el impacto.

Pero se inclinó y mientras levantaba los restos, empezó a llorar y susurró —Lo siento... —. 

Entonces miré a Fernando y noté que estaba grabando todo.

Esto irá a Youtube— dijo mientras reía.

Entonces lo miré fijamente, el me vio y fue guardando la videocámara lentamente. 

Tenemos que ver como salir de aquí lo mas rápido posible— le dije buscando una salida.

—¡Ahhh, maldición!— chillaba aquel hombre que se había cortado con un vidrio —¡¿Dónde rayos abré dejado él alcohol?!— decía adolorido mientras iba de camino a la cocina.

—¡Ahora sí, es nuestra oportunidad de escapar!— le susurré a Fernando con mucho entusiasmo mientras nos levantamos para lograr escapar.

Cuando estábamos por salir, a Fernando se le ocurre tumbar un jarrón con girasoles.

*Crash*

Ups...— susurra Fernando.

De repente me di cuenta de que él hombre nos estaba mirando en ese momento.

—¿¡Hey, ustedes 4 que hacen dentro de mi casa!?— gritó aquel hombre ebrio.

Esta tan ebrio que ve doble...— susurré.

Tranquilo señor, somos testigos de Jehová— dijo Fernando con un bigote falso mal puesto sobre sus labios —Venimos a hablarle un poco sobre la Biblia— dijo señalando en un libro de cocina.

—¡Fernando, esto no va a funcionar!— le susurré fingiendo leer esa supuesta ''Biblia''.

Ah, ya me han hablado acerca de eso, mejor váyanse antes de que los golpee con mi bate hasta que mueran— dijo aquel hombre.

Me quedé asombrado. Mientras que Fernando reía mientras salía e iba en dirección hacia su casa.

Entonces lo seguí.

Fer, ese fue un excelente plan, al principio pensé que no resultaría pero me di cuenta de que eres bueno haciendo este tipo de cosas— le dije mientras lo abrazaba.

El abrió los ojos y susurró —Es los más hermoso que he oído en toda mi vida, al fin alguien lo reconoce— luego también me abrazó.

Su cuerpo se estaba volviendo pesado, sentí como se llegó a dormir en mis brazos.

Lo llevé en mis brazos hasta su casa, abrí la puerta de una patada, tenia la suerte de que estuviera despegada y que no hubiera nadie en casa, ya que había una nota en una mesa cerca del sofá que decía:

''Querido Fernandito:

Hemos ido a la casa de tu abuela por 3 días, hay mucha comida en el refri, también te hemos dejado un pie en la mesa por si gustas de algún postre.

Con cariño. Mamá XOXO''

 Lo acosté sobre el sofá.

—¡Feeeeer!— le grite para que despertara.

Empecé a moverlo y a sacudirlo.
Lo sacudía tanto que parecía que tenía epilepsia.

No despertaba, pero dormía tranquilamente.

Lo hubiera dejado dormir pero *PLAF*, le di una cachetada.

—¡¿Ahg, qué te pasa?!— gritó moviéndose bruscamente y mirándome raro.

—Te hubiera dejado dormir, pero tenemos que encontrar a María— le dije astutamente.

—Ahhh, tu novia, claro claro, lo había olvidado— dijo Fernando algo aburrido.

—¡Que no es mi novia!— le dije empujándolo contra él sofá.

Fernando se rió.




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⏰ Última actualización: Jan 23, 2018 ⏰

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