6.- Mi vecino

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ANUNCIO

A partir de aquí se narrará en primera persona, algunas partes desde el punto de vista de Luca y otra desde el punto de vista de Sam, esto con el fin de hacerlo más personal espero no incomode la nueva forma de redactar.

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Eran las 12 de la madrugada y no podía dormir, pensaba tantas cosas que mi cerebro no podía descansar, y en especial había algo, algo que me robaba el sueño, el poema, no podía sacar de mi mente aquellas palabras que mi compañero había declamado frente a todo el salón, ¿y si era cierto el poema?, ¿y si aquel chico de mirada triste realmente se sentía así de mal como lo expresaba?, ¿por qué nadie se preocupaba por él?, ¿qué era lo que sus padres sabían de él?, o peor aún, ¿sus padres sabían algo?... Muchas preguntas y no conocía las respuesta de ninguna de ellas, trate de despejar mi mente e intentar dormir porque en la mañana había escuela y me iba a resultar muy difícil despertarme.


Clase de matemáticas, siendo sarcástico obviamente, odiaba las matemáticas o aquella maestra de la preparatoria me había causado un trauma la señorita Tafaya, como olvidar aquella mujer que sin duda estaba loca, pero que había dado su brazo a torcer justo en el último día, pero aquí en la universidad todo cambiaba, los maestros, las formas de enseñar, todo y no sabía lo que estaba por venir, ojala fuera algo bueno, ojala resultará que en la universidad se me desarrollara una habilidad extraña para entender todo y no me costara trabajo ninguna clase, pero ya eso el tiempo lo diría. Ahora tenía que llegar temprano a mi clase de matemáticas, mi primera clase de matemáticas como universitario, y ahí estaba yo, llegando tarde en el primer día.


Me pasé cuidadosamente sin hacer ruido, intentando no llamar la atención del profesor cuyo nombre no recordaba, vi un lugar disponible en la parte de atrás y fui a tomar asiento.

—Por filas trabajarán en equipos durante el resto del semestre y no habrá cambios, con quien les toque trabajar trabajarán. — Dijo el profesor.

Volteé para ver a mis nuevos compañeros de equipo vi a una chica que había visto el día de ayer en una de mis clases, a un chico que estaba muy entretenido platicando con ella y hasta el final de la fila estaba Sam. Casualidad que ayer en la noche estaba pensando en él y hoy estaría formando parte de mi equipo y para el resto del curso, comenzamos a placar, a presentarnos, decirnos nuestros nombres, como nos gustaba que nos llamaran y todo lo típico que se dicen personas nuevas cuando se presentan y comienzan a hablar por primera vez en su vida, todos menos Sam, el chico no hablaba, parecía que tenía miedo, como si lo fuéramos a tratar mal o comenzara a insultarlo como en la clase de ayer de literatura, pero no debía ser así, esta clase era solo para los de nuevo ingreso y Sam, una excepción lo que significaba que no estaban aquellos tipos.


Me enteré que Sam trabajaba medio tiempo después de clase y lo que rumoreaba por los pasillos es que vivía solo y que no tenía padres, que valor y que fuerza para un chico que no contaba con el apoyo económico y moral de sus padres porque estaban muertos o eso era lo que se decía, seguía estudiando, tanta era su hambre de conseguir sus metas que se tenía que esforzar más que los demás para conseguirlas. Explicaba algunas de las preguntas que me había echo la noche anterior, pero era mejor no imaginar suposiciones de algo.


Los demás seguían platicando y contándose cosas sobre ellos, la clase se fue en eso, en presentare y conocer a su equipo de proyectos, claro excepto Sam, era un chico difícil de tratar por así decirlo. Terminando la clase solo se levantó de su mesa y nos dijo — Nos vemos luego— y se fue.

— ¿Qué pasa con él?— Dijo Dina la chava de mi equipo —Siento que es muy raro—.

—Nos vemos luego, chicos. — Dije me apresuré a salir para alcanzar a Sam, lo perdí de vista durante todo el día de clases pero lo vi en la salida, y me acerqué a él.

— ¡Hey, Sam!— Le grité para que pudiera escucharme, corrí hacia él y le pregunté que a dónde iba, Sam es muy tímido pero quiero saber que le pasa algo de él atrae mi curiosidad, tal vez en él encuentre a un buen amigo aquí en la universidad. — Espera, ¿a dónde vas?—.

—Voy a mi trabajo, ¿Luca, cierto?— Dijo, con esa voz suave

—Si, soy Luca. ¿Y en dónde trabajas?— Pregunté sin hacer notar mi curiosidad, quería conocerlo, saber de él, aún no entendía por qué pero realmente quería hacerlo.

—Trabajo en una cafetería medio tiempo después de la universidad, no es muy interesante.

—Puedo irme contigo, —balbuceé un poco— bueno en realidad es que vivo hacia la dirección en la que vas.

—Claro, descuida.

El resto del camino fuimos en silencio, sentía que le incomodaba mi presencia y de verdad, le incomodaba mucho, hasta yo me sentía raro y no sabía que es lo que estaba haciendo, ¿Por qué lo hacía?, para empezar se notaba a lo lejos que no le agradaba o más bien que nadie le agradaba, y sin pensarlo lo dije...

— ¿Por qué actúas de esa manera tan rara?— Por Dios, no podía creer lo que había dicho, quien era yo para cuestionarlo así de esa manera.

—Disculpa—Volteo y se me quedo viendo.

—Lo siento, lo que realmente he querido decir es que... no sé qué he querido decir. Lo siento—Dije muy apenado.

—Descuida, creo que me he acostumbrado a esto.

—Eso, más bien es eso, ¿por qué dejas que los demás te traten de esa manera?, por ejemplo ayer en clase de literatura con esos chicos...

—No es nada, solo... solo son unos idiotas.

—Lo mismo pienso Sam, quiero decir, el que sean unos idiotas no tienen ningún derecho de hablarle así a la gente, se comportan como unos verdaderos imbéciles. —

—Te sorprenderías cual alto pueden llegar a ser. —

Dimos vuelta y habíamos llegado a la hermandad donde vivía se me fue muy deprisa el camino, —Aquí vivo— fue lo que dije señalando hacia la hermandad.

—Es muy buen lugar, la señora Rosita es muy amable con todos. — Me dijo deslizando una pequeña sonrisa en su rostro.

— ¿La conoces?— Dije sin ocultar mi sorpresa.

—Claro que la conozco, también vivo ahí. —

Después del VeranoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora