She and her honey eyes.

6 0 0
                                    


Dicen que el amor no se acaba, que solo cambia de cama.

Yo realmente esperaba que aquello fuera verdad...
Me aferraba a esa posibilidad cual hombre de fe a su divinidad.

Sin embargo, su amor hacia aquella que solo le gustaba hacerle sufrir nunca se fue...

Tu amor, por ella jamás se fue.
Y mi cama quedó fría, esperando tu presencia.

¿Qué más puedo hacer para que termine este amor por ti, Clara?

Hice locuras con tal de obtener un poco de tu amor.

Te escribí cartas a media noche, cuando mi verdadero yo fluía contra cada gota de tinta.
Compré una guitarra acústica para aprenderme tus canciones favoritas y cantarte algún día.
Dejé que mis dedos se llenaran de callosidad a cada nueva
práctica con Clara.
Nombre a la guitarra por tu nombre. Porque era del mismo color miel que tus ojos.
Torturé noche tras noche a mis ojos para encontrar canciones perfectas para ti, lo hice desde las profundidades de YouTube, donde los vídeos solo llegan a máximo mil visitas, pero la belleza en ellos te hace sentir único.
Clara, no sabes con la enorme cantidad de letras de desamor me topé.
Quizás era demasiado obvio como terminaría todo.
Y YouTube solo quería ambientar mis fracasaos.

Tal vez, me aferré más de lo que una persona puede imaginar a lo inalcanzable.
Cada pista de que me dejarías la ignoré, como lo hiciste con mi corazón.
Cada vez que te descubría observándole, me mentía.
Así como tú cada que te preguntaba si me querías aunque sea un poco.
Cada que miraba tus profundas cuencas mieles,
sólo desviabas la mirada y sonreías nerviosa.
Cada cinco segundos consecutivos que tus ojos se posaban sobre los míos, podía ver el brillo de la mentira.

Pero no quería que te fueras.
No quería que me dejaras por esa basura.
Sabes mejor que nadie que estuve a punto de rogarte para que no se acabara lo que "teniamos".

Porque cariño, me bastaba con ir a tu casa por las tardes a conversar contigo, volver a mi casa por la noche con la felicidad de haber besado tus labios una vez.
Me bastaba salir al parque con tus hermanos pequeños y jugar a las atrapadas para comprarles al final del día un helado.
Me bastaba con salir a la plaza por las noches contigo y tu hermana, conversar con algo de incomodidad, pero saber que tu familia me aceptaba.
Tu madre, tus hermanos, tu hermana, tu mejor amigo, tu padre (incluso a pesar de su indiferencia) todos me aceptaban y me consideraban algo bueno.

Sin embargo, a pesar de todo lo bueno...tú nunca lo hiciste.
Nunca me aceptaste.
Como siempre les llevaste la contraria a los de tu propia sangre.

Y me rompiste el corazón, Clara.
No solo por el hecho de haber vuelto con ella, sino por la manera en que me lo hiciste saber.

¿Tan poca cosa soy para ti como para terminarme por un mensaje de  Facebook y decirme que te acostaste con ella?

Aunque hayan pasado ya tres meses, sigo sin creerlo.
Aunque ya te grité mis destrozados sentimientos hace dos meses, dos malditos meses y que me permitiste un minuto de tu presencia,
me sigo sintiendo una mierda.

Me siento despreciable, una miseria, pero igual una parte de mí me dice que la única despreciable y miserable aquí, eres tú.

Mi orgullo es lo único que me ha mantenido a flote todo este tiempo.

Mi orgullo me impide derrumbarme, mi orgullo y mi odio hacia ella.
Solo hacia ella, porque por más que lo intente, con todas mis fuerzas...
No creo nunca poder llegar a odiarte.

Jamás podría convertir este amor por un despreciable odio.

Has llegado al final de las partes publicadas.

⏰ Última actualización: Mar 07, 2017 ⏰

¡Añade esta historia a tu biblioteca para recibir notificaciones sobre nuevas partes!

sHeDonde viven las historias. Descúbrelo ahora