Delicioso bocadillo

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La delicia de la carne, los placeres de degustar cada mordisco y poder distinguir los nuevos sabores que cada persona diferente podía regalarle a su paladar.

Para Frank la vida desde su liberación en Mount Massive, había sido cazar a sus nuevos alimentos, y probar nuevas formas de cocinarlos, aunque la carne cruda no le molestaba.

La gente común jamás sabría las grandes diferencias que solo Frank podía distinguir.

Podría parecer que el color de piel, la edad o simplemente algunos rasgos físicos no importaban, pero era todo lo contrarios, cada uno le daba a sus alimentos un sabor único.

Era como diferenciar entre el queso de vaca y el de cabra, ambos podían parecerse pero cada uno tenía su propio sabor.

Además dependiendo el método en que los matara y cocinara su comida variaba mucho.

El miedo les daba un sabor único y diferente.

Y gracias a su cierra obtenía el miedo suficiente para ablandar la carne de sus víctimas.

También contaba entre sus territorios con una cocina y hornos lo bastante grande para un hombre adulto entrara.

No obstante las cosas ya comenzaban a ser aburridas para Frank, y los bocados que daba a esta pieza de carne era cada vez mas insípida.

Ya no había podido encontrar nada nuevo.

O eso pensaba hasta que aquel rubio asustado entro por su cocina.

Era extraño en ese punto que algún idiota se atreviera a enfrentar al "caníbal" por propia voluntad.

Pero podía ver perfectamente en sus ojos que este sujeto solo estaba perdido y asustado.

Algo en los ojos de aquel rubio le hizo perderse, como si olvidara su inmensa hambre por un momento, y simplemente quisiera detenerse a seguirle observando.

Por un momento su mente suministro la idea de devorar a ese suculento cuerpo, pero otra idea cruzo superándola.

Capturaría al rubio y le enseñaría también los placeres que el ya disfrutaba.

En cuanto el rubio abandono la cocina, Frank tomo su sierra y comenzó a perseguirlo lentamente...

Conocía tan bien su territorio que sabía que a menos que rubio consiguiera la llave que escondió, no podría salir nunca...

Y eso así mas divertido el juego...

A pesar de la oscuridad y de los sonidos que ya eran comunes en sus territorios, Frank podía oler y escuchar a su nueva presa.

Eran tan escurridizo, sabia esconderse bien...

Pero solo era cuestión de tiempo...

Y así fue, lo escucho escurrirse hasta el área donde tenía sus hornos...

Tuvo que romper una puerta...pero al fin logro atraparlo...

Sostenerlo era aun más delicioso....

Sobre todo después del esfuerzo que tuvo que hacer para capturarlo.

Su piel era suave, y aunque no se veía mucha carne si notaba que esta no estaba tan maltratada como la de sus anteriores presas...

Había un par de cortes y uno que otro moretón, pero nada que el tiempo no pudiera curar.

Lo ato con firmeza, en este punto ya estaba arto de corre...

Aun su esfuerzo había valido enormemente la pena.

Hambriento de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora