Nunca me gustaron los espejos. Allí pueden verse varios mundos. El mundo en el que vivo y el otro, donde está ella. Cuando me peinaba, me cepillaba los dientes o simplemente me miraba, ella siempre estaba ahí, parada inmóvil. Sus ojos, negros y grandes, hacían que mi respiración cesara. Por eso nunca me gustaron los espejos.
ESTÁS LEYENDO
Ella
Fantasy"Sin dudas, cuando me acerco a ella, todo mi ser tiembla de miedo y desesperación"