Un día sábado cunado me levanté, pensé en cuales eran mis pendientes y como no tenía nada que hacer me fui con Hope a dar un paseo, siempre que salgo mi hermano quiere acompañarme, pero normalmente cuando salgo de la casa y no es por obligación es porque quiero estar sola o quiero irme a mi casa del árbol y como ese lugar es mío y de Hope nada más, nadie lo debe destruir.Salí rápido antes de que mi hermano empezara a fastidiar. Primero pasé al mercado del centro a comprar comida para todo el día anduve chismoseando por ahí y finalmente me fui.Tardamos mas o menos una hora en llegar porque hicimos varias paradas a lo tonto. Cuando llegamos le abrí el corral a Hope y la solté de la cuerda de dónde la traía, me subí a la casa y me aventé en la cama para escribir lo que había soñado la noche anterior, aunque primero debía recordar que soñé porque no lo sé.Un ruido extraño sonó allá abajo y Hope relinchó, bajé rápidamente para ver que pasaba y no vi nada, aunque no me quedé tranquila y revisé si todo estaba bien, que al parecer si lo estaba. -¡Ñah! Ya cállate Hope- le dije dándole un golpesito en el lomo. Me subí otra vez, pero mi cuaderno ya no estaba, de pronto oí otro ruido pero esta vez estaba segura que no había sido Hope. ¿Y si ya descubrieron este lugar? Me pregunté a mi misma con angustia. Bajé por el lado contrario por si había alguien ahí y vi como unas diez flechas exactamente distribuidas en el pasto, escuché movimiento detrás de unos árboles y me agaché al pie de un arbusto para que nadie me viera, pero era Hope quien salió de atrás del árbol. Pero... ¿quién la sacó?-Ven aquí bonita- Sonó una voz de mujer que llamo a mi yegua. -¿Hay alguien ahí?- Alguien nos había encontrado, ¡qué horror! -Si, querida, si hay alguien aquí- Dijo una voz amable. -¿Qué haces aquí y cómo me encontraste?- Le pregunté un tanto alterada. -Vengo a protegerte- Y salió de atrás del corral de Hope, era una mujer muy bella y muy alta, parecía que irradiaba luz, usaba un vestido dorado, al igual que su cabello y unos ojos miel muy preciosos. -¿A protegerme? ¿De qué?- Osea que miedo, estoy tranquila de la vida y viene esta mujer a decirme que tiene que protegerme... -No sé si te percataste de las flechas- Las señaló. -Querían quedarse con Hope- La acarició. -¿Quiénes?- Me extrañé.- Ay chica, ¿tú no sabes nada verdad?- Y sonrió. -Eehm... Pues al parecer no, jeje.- Reí. -Mira, te explico. Tu yegua es preciada y está bendita, porque es tuya.- Trató de explicármelo, pero no entendí. -¿Y eso qué? ¿Qué tiene que sea mía?- Me estaba confundiendo más. -¿Recuerdas todas aquellas historias que has escrito?- Me entregó mi cuaderno que había perdido. -Si.- Dije. -Pues eres muy especial por eso, sólo que no te puedo decir nada. Sólo, ten esto.- Me entregó una silla de montar, hecha de... -¿¡Diamantes!?- Me sorprendí muchísimo. Llega una extraña porque me robar a Hope, me da un discurso de no tengo idea de que y me regala una silla de montar ¡con diamantes incrustados! -Te ruego te quedes con esto.- Me lo quitó y se lo puso a Hope. -Es por tu bien.-¡Puf! Desapareció, yo estaba acostada en mi casa del árbol. -¿Pero qué...?- Bajé a ver que había pasado y la extraña ya no estaba, las flechas tampoco pero... ¡Hope tenía la silla de diamantes!
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Detrás de los azulejos.
FantasyMi vida es simple y sencilla, añoro mucho el lugar del cuál provengo, hasta que un día me tuve que ir a la gran ciudad de Nueva York, la odio, está rodeada de gente estresada y estúpida, y llena de edificios altísimos y aburridisimos.Sólo que no sé...