Capítulo 3

703 45 5
                                    

–¡Chica violenta no ser rival para Shampoo!– exclamó la orgullosa amazona.

Abrió sus ojos rápidamente, la intensa puntada en su cabeza le hizo notar que había sido demasiado rápido. Se sentó notando ahora, un intenso dolor en la parte posterior del cráneo, al pasar la mano por la zona notó una extraña humedad, miró asustada su mano cubierta con sangre, ¿la misma sangre de su pesadilla? Su pregunta encontró respuesta cuando notó la filosa piedra en el suelo, donde antes estaba su cabeza, con manchas de sangre.

–¡Ouch!– se quejó más por la impresión que por el dolor.

–¡Niña torpe no saber cuando rendirse!– gritó Shampoo lanzándose sobre ella dispuesta a golpearla con su bombori.

Por los pelos logró esquivar el golpe girando a un lado. Aprovechó el tiempo que le tomó a Shampoo desprender su arma de la tierra, para incorporarse y alejarse unos pasos intentando soportar el dolor en su cabeza, el cual tan brusco movimiento había intensificado.

–¡Quedarte quieta para que Shampoo poder matarte!– ordenó la amazona enfrentándola.

–¡¿Te volviste loca, cómo voy a quedarme quieta?!

–¡Tú quedarte muy quieta cuando Ranma abrazar en Jusenkyo!

–¿Jusenkyo?

–¡Así ser, tú fingir estar muerta para preocupar a airen! ¡Y yo no perdonar!– sentenció mientras volvía a lanzarse hacía su víctima.

En un intento por esquivar a Shampoo, cayó de espaldas al suelo, en ese momento pudo notar una lluvia de pétalos negros sobre su cabeza, los cuales desprendían un extraño polvo. No tardó en comprender de que se trataba cuando vio a la amazona caer inconsciente a su lado. Cubriendo su nariz y boca huyó unos metros, pero un lazo de gimnasia la envolvió por completo haciéndola caer nuevamente, mientras la tan conocida risa histérica resonaba en todo el parque.

Como era de esperar Kodachi apareció en su campo de visión, sosteniendo el extremo de la cinta que la aprisionaba.

–Te mataré...– afirmó la gimnasta con una mirada psicópata, más que de costumbre, y una sonrisa aterradora.

–¿Q...qué dijiste?– Preguntó Akane intentando, sin éxito, liberarse.

–¡Qué mi querido Ranma es sólo mío, él jamás le prestaría atención a alguien como tú!

Luego de una serie de risotadas al más puro estilo de maníaco-desquiciada, lanzó un par de mazas con puntas directo a su víctima. Akane intentó soltarse con más fuerza, pero la cinta estaba demasiado apretada y el golpe en su cabeza la había debilitado mucho. Las mazas nunca llegaron a su objetivo, una figura se interpuso en el camino, esa figura que tantas veces la había salvado, lo hacía una vez más.

–¡Ranma mi amor! ¡Jojojojo, sabía que vendrías a verme!

–¡¿Qué demonios intentabas hacerle?!– gritó Ranma furioso lanzando los objetos de gimnasia a un lado.

–Sólo pensaba en nuestro amor, ven a mis brazos, ¡ohh amado mío!

–No vuelvas a intentar dañarla– le advirtió viéndola con seriedad luego de esquivar su intento de abrazo.

Caminó hacía Akane ignorando el teatro que comenzó a hacer Kodachi, y se agachó a su lado para liberarla de la cinta.

–¿Te encuentras bien, te lastimaron?– le preguntó preocupado cuando acabó de desatarla.

–Estoy bien, no te preocupes– respondió mientras él la ayudaba a sentarse –Lamento que hayan arruinado nuestra cita– se disculpó mirando molesta al par de chicas que los observaban con furia.

CantarellaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora