【Le sienta el azul】

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La llamada que había recibido ayer por la noche por parte de Nagisa ya le había advertido a Asano que algo andaba mal y lo confirmo al verlo entrar en la sala de música con una sonrisa nerviosa en el rostro, pero todo quedó completamente claro al verlo entrar con muletas al salón y con el chico de pelo rojo. Akabane Karma.

—¿Qué te paso, Shiota? —se acercó a él para ayudarlo a sentar, o eso hubiera querido de no ser por la mirada que le estaba dedicando Karma. Se mantuvo en su lugar.

—Me caí mientras jugaba —contesto.

—¿Qué estabas jugando como para que te pasara eso?

La mirada azul miró de reojo a Karma y luego regreso a la de Asano. Iba hablar, pero Karma se le adelanto.

—Fue mi culpa —dijo —. Invite a Nagisa ayer a un paintball.

Quería decir muchas cosas. Tantas que fue preferible callarlas; había sido un accidente, no era culpa de nadie. Mantuvo una posición recta, mientras pensaba que hacer. El concurso seguía en pie y la apuesta igual. Soltó un fuerte suspiro.

Nagisa, que se encontraba enfrente de Asano, lo miró y no pudo evitar sentirse culpable, debió haber tenido más cuidado. Apretó más el agarre que tenía en sus muletas.

—Asano-kun, lo siento mucho, no esperaba que esto pasara. Yo me siento muy mal por no poder cumplir con la promesa...

—No te preocupes, Nagisa, estará bien, solo tengo que... —apretó los dientes.

—¿Tienes qué? —pregunto Karma mientras se sentaba al lado de Nagisa.

—Tengo que llamar para informar que no participaremos y luego ver qué hacemos con la apuesta.

—¿Qué apuesta? —preguntaron al mismo tiempo Karma y Nagisa, se miraron a los ojos unos momentos.

Los ojos morados de Asano se dirigieron a los azules de Nagisa, incomodando a Karma.

—No te lo había dicho, Nagisa, ya que sabía que íbamos a ganar —aquellas palabras de alguna forma hicieron que la culpa creciera en el chico de cabello azul —. La apuesta trata de que el perdedor tiene que raparse y pintarse las uñas —se escuchó una carcajada por parte de Karma, lo ignoro y prosiguió —. No creo que a ellos les importe mucho si estas lastimado, así que hay que buscar una solución.

Se quedaron callados unos momentos.

—¿Y si bailo?

Asano y Karma lo voltearon a ver.

—No, de ninguna manera —dijo de inmediato Karma.

—Estoy de acuerdo con Akabane. Sí bailes puedes hacerte más daño.

Quería replicar, pero sabía que era imposible que eso pasara, realmente le dolía el pie.

—¿Y si hago que tengan un pequeño accidente? —sugirió Karma con voz juguetona.

Ambos, Nagisa y Asano, lo voltearon a ver rápidamente.

—¡No! —contestaron por igual.

Karma les saco la lengua antes de volver a sumergirse en sus pensamientos.

Pasaron los segundos y, tal vez, hasta algunos minutos y en todos ellos Karma no dejaba de darle la vuelta al mismo asunto o, más bien, plan. Sabía que de alguna u otra forma se arrepentiría, pero... Volteo a ver a Nagisa; su rostro se veía bastante deprimido. No le gustaba ver esos ojos bajos, la sonrisa torcida y las pequeñas arrugas que se formaban en la frente. Mordisqueo un poco su dedo pulgar antes de hablar.

Nunca te amará como yoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora